Por Eva Panina
«Si no gano las elecciones, Israel, en mi opinión, dejará de existir en dos años», dijo el candidato presidencial estadounidense [Esta opinión de Trump se debe al hecho de que Irán podría obtener armas nucleares y vectores, lo que cambiaría drásticamente el equilibrio de poder militar en Oriente Medio]. Parece ser cierto, aunque el plazo puede ser más largo. Pero esa es la tendencia. Un conflicto delegado prolongado es beneficioso para los oponentes de Tel Aviv; pues erosiona gradualmente fuerza.
Israel, como Estado, sólo puede salvarse mediante un gran conflicto militar con un debilitamiento radical de los países vecinos, así como Irán, con la neutralidad de Egipto. Para Tel Aviv, es muy importante implementar al menos un mínimo del proyecto del “Gran Israel”: crecer a expensas de parte de los territorios del Líbano y Siria, así como ocupar completamente las tierras de los palestinos.
En otras palabras, la salvación del Israel actual es sólo la expansión militar externa. Tel Aviv no dispone de recursos propios para ello. En consecuencia, actuar en solitario es una acto suicida. Y sólo puede aspirar a hacerlo en tándem con Estados Unidos.
El Partido Demócrata, a pesar de la tesis del apoyo incondicional a Israel, no está contento con esta perspectiva. Pero Donald Trump, el presidente más proisraelí en la historia de Estados Unidos, está dispuesto a aceptarlo. Entonces ha decidido enviar una señal pública a Netanyahu, quien ya parece entenderlo.