Por Gretchen Small
La noticia principal en el sitio web del Real Instituto de Asuntos Internacionales de Su Majestad (RIIA) desde el 3 de febrero, es un “documento de investigación” que expone una estrategia para reducir sistemáticamente la producción y el consumo de alimentos en todo el mundo. Propone hacerlo utilizando métodos similares a los que se emplean ahora para reducir el uso de energía mediante la prohibición de los combustibles fósiles, todo ello en nombre de la defensa de la “Naturaleza”.
Este documento de la RIIA, titulado “Impactos del sistema alimentario en la pérdida de biodiversidad: tres palancas para la transformación del sistema alimentario en apoyo de la naturaleza”, admite sin tapujos que la intención de la política de la monarquía es aumentar el coste de los alimentos en todo el mundo y reducir por la fuerza la producción mundial de alimentos de forma permanente. Proponerlo en un momento en el que la hambruna amenaza a cientos de millones de vidas, y un número aún mayor de familias pasan hambre tanto en los países “ricos” como en los pobres, deja innegablemente claro que se trata de un plan de despoblación.
Los cinco autores que redactaron el documento son todos veteranos de la mafia de la “crisis climática”, empezando por el autor principal, Tim Benton, que dirige el Programa de Energía, Medio Ambiente y Recursos de Chatham House (como se conoce a la RIIA). Benton fue uno de los autores del “Informe especial sobre el cambio climático y la tierra” del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, y de la “Evaluación de riesgos cambio climático en el Reino Unido de 2017“.
La realeza quiere ‘Reducir la demanda de alimentos’ en todo el mundo
La premisa del estudio de la RIAA es que “la producción de alimentos es la principal causa de pérdida de biodiversidad a nivel mundial”, tanto en la tierra como en el agua dulce y los mares. “La superficie de tierra ocupada por la agricultura se ha multiplicado por 5,5 desde 1600 y sigue aumentando”, afirma. “En la actualidad, los cultivos y la ganadería ocupan cerca del 50% de la tierra habitable del mundo”. La producción de alimentos es perjudicial por “degradar o destruir los hábitats naturales y contribuir a la extinción de especies”.
Se oponen a que durante décadas-
“Las políticas y las estructuras económicas han tenido como objetivo producir cada vez más alimentos a un coste cada vez menor. La intensificación de la producción agrícola degrada los suelos y los ecosistemas, reduciendo la capacidad productiva de la tierra y haciendo necesaria una producción de alimentos aún más intensiva para seguir el ritmo de la demanda. El creciente consumo mundial de calorías más baratas y de alimentos que consumen muchos recursos agrava estas presiones. La producción actual de alimentos depende en gran medida del uso de insumos como fertilizantes, pesticidas, energía, tierra y agua.”
Por ello, la RIIA propone tres “palancas” para acabar con el actual “paradigma de los alimentos más baratos”.
Primero: “Cambiar los patrones dietéticos para reducir la demanda de alimentos…. El continuo crecimiento de la demanda de alimentos ejerce una presión cada vez mayor sobre los recursos de la tierra”. ¿Cómo? El elemento más “crucial… para que las emisiones del sistema alimentario se ajusten a los objetivos de temperatura del Acuerdo de París sobre el cambio climático”, dicen, es reducir la humanidad, pasando de dietas con alto contenido en proteínas cárnicas a dietas predominantemente vegetales, y disminuir también el consumo de alimentos vegetales, reduciendo el “consumo excesivo de calorías”. Los estadounidenses están señalados. Los Reales calculan que “un cambio de la carne de vacuno a las judías en la dieta de toda la población estadounidense podría liberar… el 42% de las tierras de cultivo de Estados Unidos para otros usos, como la restauración de los ecosistemas o una agricultura más respetuosa con la naturaleza”.
Segundo: Hay que sacar la tierra de la agricultura, “protegerla y reservarla para la Naturaleza”. Tampoco a pequeña escala:
“Esto requerirá típicamente que se dejen o gestionen áreas significativas de tierra para la naturaleza, principalmente porque el riesgo de extinción de cualquier especie crece a medida que se reduce el tamaño de su población, y porque muchos animales grandes requieren una gran área de hábitat para mantener una población adecuada.”
Tercero: La agricultura debe transformarse; debe haber una reducción forzosa de los insumos utilizados en la agricultura moderna, incluida la maquinaria que ha liberado a hombres y mujeres del trabajo agotador en los campos.
Ninguna “palanca” funcionará sin las otras, repiten, pero el “cambio dietético” -reducir la “demanda de alimentos”- es “esencial para preservar los ecosistemas nativos existentes y restaurar los que han sido eliminados o degradados”.
Dado que la mayor parte de la humanidad nunca aceptará voluntariamente estas políticas, se necesitan “directrices globales en áreas políticas como la inversión responsable, el cambio dietético y las soluciones de mitigación del cambio climático basadas en la naturaleza”. Serán necesarios “incentivos” e “inversiones responsables” -cortar el crédito a la agricultura moderna, así como a las formas modernas de energía-. Tales son las medidas propuestas por la RIIA a la serie de conferencias y cumbres internacionales previstas para 2021 sobre “sistemas alimentarios y biodiversidad”, y la primera “Cumbre de la ONU sobre sistemas alimentarios” que se celebrará más adelante.
Fuente:
Gretchen Small / Executive Intelligence Review — British Crown Think-Tank: We Intend To Take Away Your Food.
