Por Mente Alternativa
En un artículo exclusivo de Iona Craig para Declassified, se revela cómo el gobierno de Starmer colaboró silenciosamente con la administración Trump en los recientes bombardeos en Yemen. La Real Fuerza Aérea británica (RAF) proporcionó reabastecimiento de combustible a aviones estadounidenses desde la base de Akrotiri en Chipre, apoyando las operaciones del portaaviones USS Harry S. Truman. Estas incursiones, las más grandes de Trump desde su regreso al poder, dejaron un saldo de 53 muertos, entre ellos mujeres y niños. Los datos de rastreo de vuelos confirmaron que un avión cisterna RAF Voyager realizó dos misiones hacia el norte del Mar Rojo, reabasteciendo a los cazas estadounidenses durante más de dos horas. Aunque el gobierno británico no anunció públicamente su participación, fuentes de defensa confirmaron que el apoyo fue clave para las operaciones de autodefensa del portaaviones.
Mientras tanto, Israel reanudó su campaña militar en Gaza, matando a cientos, incluidos niños, sin justificar su acción con una violación del alto al fuego por parte de Hamas, sino alegando el rechazo de Hamas a un nuevo acuerdo propuesto por la administración Trump. Benjamin Netanyahu, primer ministro israelí, afirmó que Israel actuaría con mayor fuerza militar contra Hamas, aunque en realidad la ofensiva afecta a toda la población de Gaza, en línea con un plan premeditado de hacer la zona inhabitable y forzar el desplazamiento o la muerte de los palestinos.
Además, Israel utilizó propaganda falsa sobre la muerte de los niños Kfir y Ariel Bibas, supuestamente asesinados por Hamas, para justificar su violencia. Sin embargo, se reveló que Israel sabía que los niños habían muerto en un bombardeo israelí, contradiciendo su narrativa inicial. Este patrón de mentiras, similar al de los “bebés decapitados” del 7 de octubre, muestra cómo Israel manipula la información para justificar sus acciones. En resumen, cada acusación de Israel parece ser una confesión de sus propios crímenes.
La periodista Caitlin Johnstone, en un artículo reciente, critica duramente la política exterior de Estados Unidos bajo la administración de Trump, especialmente su apoyo incondicional a Israel y su intervención militar en Yemen. Johnstone señala que, en lugar de presionar a Israel para que respetara el alto al fuego en Gaza y permitiera la entrada de ayuda humanitaria, Trump optó por bombardear Yemen en apoyo a Israel. Además, cuestiona la integridad de Trump, vinculándolo con Jeffrey Epstein —cuyas listas de vuelos incluyen al actual presidente— y sugiriendo que obstruye la liberación de archivos relacionados con este caso, dados los vínculos de Epstein con la inteligencia israelí.
Johnstone también critica a los partidarios de Israel, argumentando que el sionismo es una ideología política, no una religión, y que justificar crímenes en su nombre genera rechazo legítimo. Finalmente, ridiculiza la hipocresía de conservadores y liberales, quienes, según la autora, actúan de manera opuesta a lo que realmente sienten para ocultar sus inseguridades.
Esta colaboración entre Reino Unido y Estados Unidos marca una escalada en el conflicto yemení, reviviendo tensiones que se creían apaciguadas tras el alto al fuego en Gaza. Sin embargo, la participación británica ha generado críticas por su papel en una guerra que muchos consideran injusta e inmoral. La complicidad de Starmer en estos bombardeos, junto con la manipulación mediática de Israel, subraya la necesidad de un escrutinio internacional más riguroso y una rendición de cuentas por las atrocidades cometidas.
