Por Mente Alternativa
El reciente señalamiento de Rusia contra los servicios de inteligencia de Estados Unidos y Reino Unido por su presunta implicación en la sabotaje de los gasoductos Nord Stream 1 y 2 ha intensificado la controversia en torno a este incidente, ocurrido en septiembre de 2022. Sergey Naryshkin, jefe del Servicio de Inteligencia Exterior de Rusia (SVR), afirmó que “saboteadores profesionales de los servicios especiales angloamericanos” llevaron a cabo este ataque, calificándolo como un acto de terrorismo internacional.
Los gasoductos Nord Stream, construidos para suministrar gas ruso a Alemania y otras naciones de Europa Occidental, representaban un pilar estratégico en la infraestructura energética del continente. Según Naryshkin, su destrucción no fue solo una estrategia geopolítica, sino también un golpe directo a la cooperación entre Rusia y Europa.
¿Por qué sabotear Nord Stream?
Rusia sostiene que tanto administraciones demócratas como republicanas en EE. UU. veían los gasoductos como un obstáculo a su estrategia de aislar a Europa de Rusia, especialmente a Alemania, principal receptor del gas. Este aislamiento busca fortalecer la dependencia europea del gas licuado estadounidense, marcadamente más costoso.
Maria Zakharova, portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores ruso, respaldó estas afirmaciones al declarar que Rusia posee pruebas contundentes de la implicación de ambas potencias occidentales en el sabotaje. Sin embargo, señaló que la publicación de estas pruebas dependerá del desarrollo de las investigaciones internacionales, que, según Rusia, han sido obstaculizadas por el propio Occidente.
Implicaciones internacionales
La presunta participación de EE. UU. y Reino Unido en el sabotaje de Nord Stream plantea preguntas clave sobre el uso de métodos no convencionales en la geopolítica moderna. La afirmación de Naryshkin de que “Occidente utiliza el terrorismo internacional como herramienta” se suma a un creciente debate sobre la ética en las operaciones encubiertas.
A pesar de la insistencia de Rusia en colaborar con las investigaciones lideradas por Alemania, Suecia y Dinamarca, la falta de intercambio de información ha generado desconfianza. Moscú ha pedido a la ONU supervisar una investigación transparente, pero hasta ahora sus esfuerzos han sido bloqueados.
El impacto en Europa y el futuro de la energía
El sabotaje ha exacerbado la crisis energética en Europa, aumentando los costos y complicando aún más la transición hacia fuentes renovables. Nord Stream representaba una solución económica para el suministro de energía, pero su destrucción ha dejado a Europa en una posición vulnerable, incrementando la dependencia de fuentes externas.
Rusia sigue adelante con sus investigaciones nacionales y asegura que presentará pruebas cuando lo considere necesario, sugiriendo que las tensiones entre las grandes potencias continuarán escalando. Este caso no solo expone los riesgos de la dependencia energética, sino también el papel creciente de los conflictos híbridos en la política global.