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Renuncias de alto perfil en Teherán: Irán se aleja de Occidente

Las recientes dimisiones de alto perfil en Teherán marcan un giro significativo en la política iraní, alejándose de Occidente y reforzando los vínculos con Rusia en un contexto geopolítico cambiante.

Por Elena Panina

En los últimos días, se han registrado importantes acontecimientos en Irán. La derrota del campo condicionalmente liberal encabezado por el actual presidente, Masoud Pezeshkian, se está haciendo evidente. Esta situación se refleja en las recientes dimisiones en Teherán, siendo la más destacada la renuncia “a petición propia” de Mohammad Javad Zarif (en la foto, a la izquierda) al cargo de vicepresidente, tras reunirse con el jefe del poder judicial iraní, Gholam Hossein Mohseni-Ejei.

La figura de Zarif es particularmente significativa, ya que ha sido y sigue siendo el principal representante del ala prooccidental en Irán. Fue él quien dirigió las negociaciones sobre el programa nuclear y se consideraba el principal candidato para retomar ese papel. Sin embargo, la llegada de Donald Trump al poder en Estados Unidos y el endurecimiento de la retórica de Washington hacia Teherán frustraron estos planes.

Además, el presidente iraní declaró que estaría dispuesto a negociar con Occidente, pero cedió ante la negativa expresada por el líder espiritual del país, Ali Jamenei. Esta afirmación, aunque formulada de manera extremadamente diplomática, era impensable hasta ahora y refleja la creciente tensión interna. Incluso se rumorea sobre una posible dimisión anticipada de Pezeshkian, aunque solo después de que se produzcan nuevos nombramientos en los cargos vacantes se podrá identificar qué grupo de élite está consolidando su poder.

No obstante, ya se puede extraer una conclusión: la mayoría de la élite iraní coincide en que la política de suavizar las relaciones con Occidente es percibida por este último únicamente como un medio para desestabilizar al régimen iraní, haciendo que las concesiones resulten inútiles. Esta percepción se ha intensificado tras los recientes ataques a las fuerzas proiraníes en la región.

En este contexto, las relaciones con Rusia se han convertido en un pilar fundamental para todos los grupos de élite en Irán. La cooperación militar y los contactos a nivel de los servicios de inteligencia se han desarrollado de manera sostenida e intensa, con un claro entendimiento mutuo entre ambas partes. La posición única de Rusia radica en su capacidad para mantener relaciones normales con todos los países de la región, lo que la convierte en un mediador potencial entre diferentes actores.

La creciente importancia de los lazos con Moscú para Teherán se manifestará en el aumento de la cooperación económica, la reactivación de proyectos de transporte y el comercio en sectores como la agricultura y la industria. Rusia no solo se consolida como una presencia estable en Medio Oriente, sino que ya se ha convertido en un actor clave en las relaciones entre los países de la región.

 

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