Por José Luis Preciado
En su artículo “¿Renovación arcaica o renacimiento clásico?”, David Gosselin explora la dualidad del Renacimiento, un período no solo marcado por el florecimiento del humanismo y la ciencia, sino también por la persistencia de tradiciones místicas y ocultistas que desafían la narrativa convencional. Gosselin argumenta que, mientras figuras como Leonardo da Vinci y Brunelleschi encarnaban el ideal de unión entre el hombre y Dios a través de la razón y el arte, corrientes subterráneas de pensamiento mágico y esotérico nunca desaparecieron, sino que se integraron en las estructuras del poder y la cultura.
Carl Jung, uno de los analistas más citados en el texto, veía en la modernidad una pérdida de lo sagrado, un “pecado prometeico” donde el racionalismo había alienado al hombre de su conexión con lo divino. Para Jung, la solución radicaba en recuperar los símbolos y mitos de las antiguas escuelas de misterio, una idea que resonó en movimientos tradicionalistas y esotéricos del siglo XX. Esta visión contrasta con el ideal renacentista de armonía entre microcosmos y macrocosmos, representado en obras como La Última Cena de Da Vinci, donde la geometría sagrada reflejaba un orden racional divino.
Gosselin señala que el Renacimiento tuvo dos caras: una luminosa, centrada en el humanismo y el clasicismo, y otra oscura, vinculada al hermetismo, la cábala y el neoplatonismo mágico de figuras como Marsilio Ficino y Giovanni Pico della Mirandola. Esta tensión, lejos de resolverse, se ha perpetuado en la cultura occidental, manifestándose en movimientos contemporáneos que anhelan un retorno a lo “arcaico”, desde el ecologismo radical hasta el neopaganismo.
La crítica de pensadores como Nikolai Berdyaev a la modernidad, vista como un declive espiritual, refleja esta dicotomía. Berdyaev, influyente en corrientes tradicionalistas, predecía un “nuevo Medievo” donde el racionalismo sería sustituido por un “super-racionalismo” de tintes místicos. Gosselin sugiere que esta nostalgia por lo oculto no es inocente, sino que forma parte de un proyecto intelectual que busca deshacer los logros de la Ilustración y el Renacimiento.
El artículo de Gosselin invita a reflexionar sobre cómo el legado del Renacimiento sigue en disputa. Frente a la crisis espiritual actual, la pregunta sigue siendo: ¿es la solución un retorno a la magia arcaica o una reinvención de la razón humanista? La respuesta, como sugiere el autor, podría definir el futuro de Occidente.
Notas a pie de página
- David Gosselin, en Age of Muses: An Archaic Revival or Classical Rebirth? 30 de abril de 2025.
