Por Mente Alternativa
En los últimos días de septiembre, la Asamblea General de la ONU aprobó el “Pacto por el Futuro”, un documento que promete transformar la gobernanza global para crear un mundo más inclusivo y seguro, pero su trasfondo genera preocupación por su impacto en la soberanía nacional, por lo que Rusia, Nicaragua, Irán, Sudán, Bielorrusia, Corea del Norte y Siria no lo firmaron, mientras que China, Cuba, Irak, Laos, Malasia, Pakistán, Sri Lanka y otros ocho países se abstuvieron de votar, y se ausentaron de la votación Argentina, El Salvador, Haití y Venezuela, entre otros.
El pacto supuestamente se adoptó por consenso, pero ¿realmente hubo consenso? Rusia, Irán, Corea del Norte y Siria, entre otros, intentaron incluir un principio de no intervención en asuntos internos, que fue rechazado. El pacto también establece la creación de una “Plataforma de Emergencia”, otorgando al Secretario General de la ONU poderes extraordinarios para manejar crisis globales, como pandemias o colapsos económicos, sin consultar plenamente a los gobiernos nacionales.
Detrás del lenguaje diplomático, el documento oculta un posible control de la ONU sobre aspectos críticos de la vida global, influenciado por organizaciones como la OMS y el FMI, controladas por una élite globalista. El pacto abre la puerta a la intervención en nombre de emergencias, lo que ha despertado el temor de que estas medidas puedan ser utilizadas para imponer restricciones, como la gestión de pandemias o la implementación de una moneda digital global.
El pacto es visto como un avance hacia un gobierno mundial centralizado, erosionando la soberanía de los países que lo firman.
