Este contenido está adaptado de una traducción del artículo principal del 11 de julio de Helga Zepp-LaRouche, escrito para la edición del 16 de julio de 2020 del semanario alemán Neue Solidarität. Según Zepp-LaRouche, “esta cumbre, que debe tener lugar a más tardar en septiembre, será con toda probabilidad la última oportunidad para establecer una base de confianza para una orientación estratégica de las relaciones internacionales entre las potencias nucleares que puedan marcar el rumbo para superar la crisis económica mundial. Si se desperdicia esta oportunidad, no solo el tono tóxico que se ha alcanzado entre los Estados Unidos y China en particular, amenaza con convertirse en un conflicto irreparable, sino que el peligro de un resurgimiento de la pandemia seguido de renovados cierres económicos podría destrozar por completo paz social en muchos de los países afectados.”
por Helga Zepp-LaRouche
Nos enfrentamos a un desafío sin precedentes: ¿tenemos la aptitud moral para sobrevivir? ¿Los principales actores en el escenario mundial reunirán la capacidad de elevar rápidamente su pensamiento a un nivel superior, o se aferrarán a sus respectivas ideologías y patrones de acción? En el último caso, la tensión extrema que surge de la combinación de la pandemia del coronavirus, el declive de la economía física, el colapso sistémico del sistema financiero y la creciente confrontación geopolítica entre las principales potencias, amenaza con conducir a un punto de ruptura, que podría degenerar en caos social y guerra generalizada.
Lo que se necesita ahora no es una multitud de pequeños pasos y medidas para hacer frente a todas las diferentes crisis, sino un verdadero Gran Diseño, la realización de una visión para el futuro de la humanidad con una solución integral, una que tenga en cuenta los intereses de toda la humanidad. .
En enero de este año, la capacidad de lograr tal Gran Diseño dio un paso hacia la realidad cuando el presidente ruso Vladimir Putin propuso una cumbre de los jefes de estado de los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU. Los otros cuatro miembros permanentes —Estados Unidos, China, Francia y el Reino Unido— han acordado celebrar dicha cumbre. Putin enfatizó que el propósito de esta cumbre, 75 años después del final de la Segunda Guerra Mundial, debe ser establecer un orden de paz, para garantizar que tal catástrofe nunca vuelva a suceder.
Las crisis dramáticas que actualmente amenazan al mundo presentan una oportunidad única para sentar las bases de un nuevo orden económico mundial basado en un nuevo sistema Bretton Woods. Un nuevo sistema económico de acuerdo con la intención original del sistema Bretton Woods de Franklin D. Roosevelt, puede superar el subdesarrollo en los países en desarrollo y proporcionar la base para la paz al mejorar el nivel de vida de todas las personas en este planeta.
El inesperado anuncio del primer ministro del Reino Unido, Boris Johnson, de su intención de implementar un programa de inversión en la tradición del presidente Franklin Roosevelt, es decir, un New Deal (incluso si la suma citada de £ 5 mil millones es solo un pequeño primer paso hacia la dirección adecuada) proporciona un hilo común muy útil entre los otros cuatro jefes de estado, todos los cuales han hecho referencia a Roosevelt en términos positivos en el pasado. El programa de Roosevelt, en su totalidad, se necesita hoy.
Lo que se necesita hoy es precisamente el programa completo de Roosevelt: la separación bancaria Glass-Steagall, un plan de desarrollo industrial esta vez a escala mundial, un New Deal para todo el mundo, y un sistema de crédito New Bretton Woods. Uno de los primeros pasos debería ser la cooperación internacional para desarrollar un sistema de salud mundial, es decir, un sistema de salud moderno en todos los países que por lo menos esté a la altura estándar que mostró el de China al combatir el estallido de la pandemia en Wuhan.
Esta cumbre, que debe tener lugar a más tardar en septiembre, será con toda probabilidad la última oportunidad para establecer una base de confianza para una orientación estratégica de las relaciones internacionales entre las potencias nucleares que puedan marcar el rumbo para superar la crisis económica mundial. Si se desperdicia esta oportunidad, no solo el tono tóxico que se ha alcanzado entre los Estados Unidos y China en particular, amenaza con convertirse en un conflicto irreparable, sino que el peligro de un resurgimiento de la pandemia seguido de renovados cierres económicos podría destrozar por completo paz social en muchos de los países afectados.
La discusión en el establishment neoliberal transatlántico está conformada por el supuesto de que una fuerte caída en los mercados bursátiles internacionales y el aumento de las tasas de mortalidad de una segunda ola de la pandemia se atribuirán al presidente Donald Trump, lo que conducirá a su derrota en las elecciones de noviembre. Dada la implacable campaña que las fuerzas del Imperio Británico han llevado a cabo durante tres años y medio en su intento de golpe de estado, desde el fraude “Rusiagate” hasta los procedimientos de destitución, y el actual frenesí de destrucción de estatuas, la Ciudad de Londres y Wall Street probablemente permitiría que ocurriera una fuerte caída en los mercados de valores.
Aunque en las primeras etapas del brote de coronavirus el presidente Trump elogió la respuesta del gobierno chino y subrayó su amistad con el presidente Xi Jinping, a partir del 18 de abril cambió de posición tentativamente y luego definitivamente al 30 de abril, para culpar a China por la propagación del virus en todo el mundo. Esta afirmación fue hecha por los ex jefes del Servicio de Inteligencia Secreta MI6 de Gran Bretaña, Sir John Sawers y Sir Richard Dearlove, y la Sociedad Henry Jackson, con sede en Londres, que, en una provocación flagrante, ¡desafió a China a pagar $ 9 billones en reparaciones! Esto ha sido rechazado por infundado incluso por expertos médicos estadounidenses. Una delegación de la OMS se encuentra actualmente en Wuhan para investigar los orígenes del virus y la cronología de la pandemia.
Las mismas fuerzas del Imperio Británico detrás del golpe contra el presidente Trump consideran que su instinto de tener buenas relaciones con Rusia y China es una amenaza mortal para sus intereses geopolíticos. Ese es el motivo detrás del documento de Estrategia de Defensa Nacional del Pentágono 2018, que define a China y Rusia como los principales rivales estratégicos en la “Competencia de la Gran Potencia”.
Mirando nuestro planeta desde arriba, está claro que la cooperación entre las dos economías más grandes del mundo, Estados Unidos y China, es indispensable para que la humanidad supere esta pandemia y otras pandemias inminentes, así como el hambre, la pobreza y el subdesarrollo en El llamado Tercer Mundo. Desde el punto de vista del Imperio Británico, el envenenamiento de la relación entre Estados Unidos y China es una de las principales prioridades.
La cumbre de los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU propuesta por el presidente Putin es, por todas las razones mencionadas aquí, la última oportunidad para poner un programa completamente diferente en la agenda, para evitar el desarrollo de la escalada. Los efectos de la pandemia, el hambre, el colapso económico y un colapso financiero por seguir su curso. Si ese rumbo no cambia, el peligro de guerra resultante del caos que se produce rápidamente puede volverse imparable.
Todas las personas de buena voluntad, y todos los países del mundo, deberían considerar que es de su interés apoyar al máximo el éxito de esta cumbre.
Cómo llegamos a esto: Guerras, colapso económico, Covid, Reseteo y Nuevo Tratado Verde
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