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Por qué el proteccionismo de Trump, sin la ley Glass-Steagall, es una bomba de tiempo

El proteccionismo sin una reforma financiera como la ley Glass-Steagall no detendrá la bomba especulativa que amenaza con colapsar el sistema, afirma el historiador revisionista Matthew Ehret.

Por Mente Alternativa

En un artículo publicado por el historiador Matthew Ehret (1), se plantea una advertencia crucial: el uso del proteccionismo como herramienta para revitalizar la economía puede resultar inútil si no va acompañado de una restauración de la ley Glass-Steagall, pieza clave en la regulación financiera del siglo XX. Su argumento va más allá del debate ideológico, pues desentraña una crisis estructural que, de no resolverse, conducirá a un colapso financiero global irreversible.

Desde los años setenta, el modelo económico global ha sido manipulado por una élite financiera que transformó el capitalismo industrial en un sistema basado en la economía especulativa. Esta transformación fue posible gracias al desmantelamiento de las regulaciones que impedían que los bancos comerciales se mezclaran con los bancos de inversión. La derogación de la ley Glass-Steagall en 1999 fue el punto de inflexión: permitió que los depósitos de los ciudadanos se usaran como fichas de casino en un juego financiero desbocado.

El proteccionismo, como lo aplicó Estados Unidos en sus épocas de mayor crecimiento industrial, puede sin duda impulsar la producción nacional y reducir la dependencia de importaciones. Sin embargo, Ehret destaca que sin cortar de raíz la lógica especulativa impuesta por Wall Street y la City de Londres, toda política arancelaria será devorada por una economía ficticia inflada por derivados financieros que superan los 700 billones de dólares —diez veces el PIB mundial.

El núcleo del problema reside en la redefinición del valor económico. Mientras en la economía productiva el valor se mide por la capacidad de generar bienes reales y mejorar el nivel de vida, en el nuevo sistema globalizado el valor se basa en burbujas financieras, productos derivados y apuestas sobre deuda. Esto ha convertido el sistema financiero en una bomba de tiempo, alimentada por décadas de liberalización desregulada, tratados como el NAFTA y la creación del euro, y políticas impuestas por instituciones como el FMI y el Banco Mundial.

 

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Ehret explica cómo la globalización, lejos de unir al mundo, impuso una jerarquía neocolonial. Las naciones de “primer mundo” se convirtieron en consumidores sin capacidad productiva; las de “segundo mundo”, en fábricas esclavizadas incapaces de consumir lo que producen; y las de “tercer mundo” en simples zonas de extracción de recursos. Este sistema fue diseñado desde los años 70, con la formación del Grupo Inter-Alpha liderado por los Rothschild, cuyo objetivo era crear conglomerados financieros todopoderosos y eliminar la soberanía de los estados-nación.

Para romper este ciclo de dependencia y globalización destructiva, Ehret insiste en la necesidad de restaurar el principio de separación bancaria de la ley Glass-Steagall, lo que significaría proteger los depósitos y créditos productivos, y dejar que las pérdidas especulativas las absorban los propios especuladores. Esta medida fue clave en la recuperación estadounidense tras la Gran Depresión, y su eliminación sentó las bases para las crisis de 2008 y las que vendrán.

La crisis actual no es simplemente una cuestión de ciclos económicos. Es el resultado de un diseño deliberado para desmontar el modelo de desarrollo soberano. El proteccionismo solo tendrá éxito si se acompaña de una reforma profunda del sistema financiero y de una recuperación de la misión nacional de invertir en infraestructura, ciencia y tecnología, como lo hicieron Franklin Roosevelt y John F. Kennedy.

Si no se enfrenta la raíz del problema, el retorno al proteccionismo será como construir una casa sobre arenas movedizas. Puede parecer firme en el corto plazo, pero inevitablemente colapsará bajo el peso de un sistema especulativo diseñado para destruir toda forma de independencia económica. La historia ya lo demostró. La pregunta es si aprenderemos de ella esta vez.

Notas a pie de página

Matthew Ehret: Why Protectionism without Glass-Steagall Risks Total Failure. 12 de abril de 2025.

 

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