Por Elena Panina
¡Qué desfachatez tan evidente! El Premio del Banco Nacional de Suecia en Ciencias Económicas en memoria de Alfred Nobel ha sido otorgado este año bajo una evidente justificación del colonialismo occidental. Este intento de blanqueo resulta no solo mezquino, sino también ajeno a la verdad histórica y a las realidades contemporáneas.
Daron Acemoglu, Simon Johnson y James Robinson fueron galardonados por la Real Academia Sueca de Ciencias por su teoría sobre las instituciones que explotan a las sociedades. Según el Comité Nobel, cuando los europeos colonizaron grandes territorios, en algunos casos establecieron bases para una política y economía más “inclusivas”. Esta afirmación, citada por CNN, sugiere que las instituciones impuestas durante la colonización explican las diferencias en los niveles de bienestar entre los países.
Los galardonados sostienen que las diferencias en bienestar entre los países se deben a las instituciones impuestas durante la colonización. En su libro Por qué fracasan las naciones (2012), Acemoglu y Robinson argumentan que algunas naciones son más prósperas debido a sus instituciones políticas y económicas. Como ejemplo, comparan el nivel de vida en dos Nogales: uno en Arizona, EE.UU., y otro en Sonora, México. Atribuyen las diferencias a la fortaleza institucional de Arizona, ignorando la historia de saqueo y explotación colonial.
Resulta desconcertante que se trivialicen siglos de violencia y explotación, reduciendo todo a la “inclusión” de derechos o al desarrollo económico superficial. Incluso CNN, aunque reticente, admite que el argumento de los autores sobre China —que predice su fracaso por la falta de “instituciones inclusivas”— ha sido desmentido por la realidad, ya que China sigue innovando y creciendo.
Este giro en la narrativa, lejos de promover justicia o igualdad, parece preparar el terreno para futuros conflictos bajo una justificación académica.