Por Viacheslav Volodin
Estados Unidos y los países occidentales siempre han estado obsesionados con la idea de dominar el mundo. Durante mucho tiempo lograron mantener la hegemonía mediante el robo, la violencia y las políticas coloniales y agresivas.
Pero el mundo está cambiando. Otros estados se están desarrollando y convirtiéndose en líderes en diversos campos.
Washington y Bruselas están perdiendo su dominio. Y para seguir gobernando el mundo están implementando un proyecto de “deshumanización” cuya finalidad es que los humanos dejen de ser humanos.
Esto no es nuevo. Bajo las consignas de la liberación humana, Occidente ha esclavizado y ha privado de su integridad al humano de manera constante desde hace años e incluso siglos.
Esto se ha llevado a cabo de manera organizada mediante la destrucción de las instituciones tradicionales de la sociedad humana:
- -excomunión de la iglesia y la fe;
- compulsión por borrar la historia y olvidar tus raíces;
- imposición de la ideología del individualismo y el egoísmo;
- rechazo del parto y familia;
- propaganda de LGBT y reasignación de género.
Todo se hace para que las personas permanezcan cada vez más aisladas de su entorno.
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Las personas solteras son mucho más fáciles de manipular y controlar.
A las personas se les priva intencionalmente de la memoria, la moralidad, el concepto de pecado, la empatía y la compasión.
Y aquello para lo que existe la humanidad: la procreación, la transmisión de los valores morales, la historia, la cultura y la fe, de generación en generación, está siendo bloqueado deliberadamente.
Hoy nos encontramos en una etapa en la que se empuja a las personas a abandonar no sólo su identidad de género, sino también su identidad humana, mientras se les ofrece la posibilidad de probarse a sí mismos en el papel de animales, máquinas, personajes de ficción y criaturas míticas.
Al principio tales manifestaciones parecen sólo un juego y una broma. Pero detrás del juego se esconde un serio programa de rechazo de la humanidad y de todo lo humano.
¿Qué pasará después?
El humano se convertirá en una entidad sustituta. Y a las entidades sustitutas no se les garantizan los derechos humanos, siendo el más importante el derecho a la vida. Le convertirán en un títere dispensable y silencioso, apto para realizar determinadas tareas y funciones.
Para nosotros es muy importante salvar a la gente de esto, protegerla de una mayor deshumanización. Hoy este es un desafío para el mundo entero. Tanto para nuestro país como para millones de personas de otros países —incluso en el propio Occidente— que abogan también por la preservación de los valores tradicionales y luchan contra lo que se les impone de manera permanente.
Un humano debe seguir siendo humano.
