Por José Luis Preciado
Análisis de la nueva doctrina nuclear rusa y su impacto en la geopolítica global
Rusia ha redefinido su estrategia nuclear con una postura más agresiva, lo que ha generado un intenso debate global sobre los riesgos de un conflicto nuclear. La nueva doctrina, como ha señalado Maxim Starchak de Carnegie Politika, reduce el umbral para el uso de armas nucleares, permitiendo su aplicación en caso de una “amenaza crítica a la soberanía y (o) la integridad territorial”.
Este cambio no solo permite a Rusia emplear armas nucleares en respuesta a ataques convencionales graves, sino que también amplía el alcance de sus objetivos potenciales. Según Starchak, cualquier agresión por parte de un aliado de la OTAN o Estados Unidos podría interpretarse como un ataque conjunto, lo que justificaría una respuesta nuclear. Ucrania es, en este sentido, un caso emblemático dentro de la narrativa de esta estrategia.
La disuasión escalatoria: un mensaje contundente de Moscú
El uso reciente del misil hipersónico Oreshnik ejemplifica esta nueva postura de disuasión escalatoria, descrita por Andrew Korybko como una política de “escalar para desescalar”. Con este acto, Vladimir Putin busca enviar un mensaje claro: Rusia está dispuesta a utilizar su arsenal avanzado para proteger sus intereses y a sus aliados estratégicos, como Bielorrusia.
“Es improbable que [Rusia] se arriesgue a lanzar Oreshniks contra objetivos militares en países de la OTAN a riesgo de desencadenar la Tercera Guerra Mundial, pero no se puede descartar que la próxima escalada que esté considerando en respuesta a una mayor agresión sea bombardear Moldavia. La portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores, Zakharova, declaró a principios de semana que el gobierno de ese país, respaldado por Occidente, está «convirtiendo el país a un ritmo acelerado en un centro logístico utilizado para abastecer a las fuerzas armadas ucranianas.»”, advierte Korybko.
Esta medida llega tras años de provocaciones de la OTAN, que incluyen el suministro de armamento avanzado a Ucrania y ataques recientes contra territorio ruso con misiles de largo alcance británicos (Storm Shadow) y estadounidenses (ATACMS) cuyo lanzamiento depende de información obtenida a través de satélites occidentales, señaló Putin, quien ha destacado que únicamente personal militar de los países miembros de la OTAN tendría la capacidad de programar las trayectorias de estos sistemas de misiles. Según Korybko, el cambio de estrategia también refleja el agotamiento de la paciencia estratégica de Putin, una política que Occidente habría interpretado erróneamente como debilidad.
Una solución para evitar que dos crisis regionales desencadenen la Tercera Guerra Mundial
¿Qué busca Occidente?
El análisis de ambos expertos sugiere que Estados Unidos y sus aliados están explorando las “líneas rojas” de Rusia a través de incursiones militares y sanciones económicas. Sin embargo, este enfoque conlleva riesgos significativos. Una invasión o desestabilización de Bielorrusia, como teme Moscú, podría desencadenar una escalada que ningún actor desea.
Starchak y Korybko coinciden en que Rusia parece estar actuando no solo para proteger su soberanía, sino también para evitar que Occidente consolide posiciones en territorios estratégicos. La introducción de una nueva línea de contacto, patrullada por fuerzas internacionales bajo la ONU, podría ser una solución viable, aunque ambiciosa, para evitar un enfrentamiento directo.
¿Hacia dónde vamos?
La nueva doctrina nuclear rusa, combinada con el uso de armas hipersónicas, pone a Occidente en una encrucijada. Las tensiones actuales subrayan la necesidad de encontrar soluciones diplomáticas antes de que se crucen las líneas más críticas de Moscú. Sin embargo, mientras la estrategia de “probar” las líneas rojas rusas siga en marcha, el riesgo de un conflicto mayor persistirá.
