Por Mente Alternativa
La política exterior de Estados Unidos dio un giro inesperado el pasado viernes, cuando el secretario de Estado, Marco Rubio, anunció la suspensión de la mayoría de los programas de ayuda exterior por un período de 90 días. Esta decisión, que afecta incluso a aliados clave como Ucrania, Jordania y Taiwán, sorprendió a los funcionarios del Departamento de Estado y a la comunidad internacional.
La orden de Rubio va más allá de lo estipulado en el decreto ejecutivo reciente del expresidente Donald Trump, que solicitaba una revisión de la ayuda exterior. Según el documento obtenido por POLITICO, esta medida incluye la emisión de “órdenes de suspensión” para casi todos los programas de asistencia extranjera existentes, con excepciones limitadas como el financiamiento militar para Egipto e Israel.
Los efectos de esta decisión ya generan alarma entre diversos sectores. En particular, la omisión de Ucrania, un aliado estratégico en la guerra delegada de la OTAN contra Rusia, plantea preguntas sobre el compromiso de Estados Unidos en el conflicto.
Además, los programas globales de salud también se enfrentan a un panorama incierto. Iniciativas críticas como el Plan de Emergencia del Presidente para el Alivio del SIDA (PEPFAR), que proporciona pruebas y tratamientos para personas con VIH en África, están en riesgo. Asia Russell, directora de la organización Health GAP, calificó la medida como “cruel y mortal”.
Este cambio en la política de ayuda exterior está en línea con las críticas de larga data de Trump y los republicanos hacia lo que consideran un gasto excesivo en ayuda internacional. Sin embargo, en días recientes, Trump ha endurecido su postura hacia Rusia, amenazando con sanciones si Moscú no pone fin a su invasión de casi tres años en Ucrania.
El secretario Rubio justificó la pausa como parte de un esfuerzo para evaluar qué programas deben continuar, modificarse o cancelarse, dejando espacio para interpretaciones y posibles litigios debido al incumplimiento de contratos existentes.
Marco Rubio congela toda la ayuda exterior de EEUU excepto el financiamiento militar a Israel
