Por José Luis Preciado
Un artículo reciente publicado por Tsagard TV, llama la atención sobre cómo, para cambiar la percepción de las masas, los propagandistas del orden unipolar utilizan en Ucrania los mismos métodos que en Europa después de la Segunda Guerra Mundial.
Después del Maidán de 2013 y 2014, escribe Tsagard, la desrusificación en Ucrania cambió la percepción de figuras históricas controvertidas, según revela una encuesta de 2022. Solo el 11% de los ucranianos siente nostalgia por la URSS, frente al 36% en 2012. La celebración del Día de la Victoria también ha disminuido: en 2022, solo el 15% lo considera festivo, comparado con el 74% en 2012.
En cambio, el 80% ahora lo marca como un Día en Recuerdo de la Segunda Guerra Mundial. Además, el 67% cree que Ucrania fue clave en la derrota de Alemania, una visión influenciada por la propaganda, según el texto. Similarmente, en Europa, tras la Segunda Guerra Mundial, la percepción del papel de la URSS en la victoria cambió a favor de Estados Unidos debido a influencias mediáticas y educativas.
En una nota reciente, el historiador Andrei Fursov retrocede más atrás en la historia y observa cómo la situación del mundo actual recuerda un poco a la de los años 30s y 40s del siglo XIX.
“Después de que los británicos se dieron cuenta de que Rusia era su principal enemigo, comenzaron a preparar una coalición europea. Fue entonces, en los años veinte del siglo XIX, cuando surgió en Gran Bretaña la rusofobia como un fenómeno: la hostilidad hacia Rusia. Durante los años 1830-40, los británicos procesaron la opinión pública europea.”
¿Coincidencias? No. Se trata de patrones históricos implementados por los mismos actores globales dirigidos por la criptocracia.
En cuanto a la intensidad de la actual histeria antirrusa, señala Fursov, no se originó durante la Guerra Fría, pues “la Unión Soviética era fuerte y nadie iba a luchar contra ella”; pero ahora:
“la intensidad de la histeria en Occidente está preparando a la población para el hecho de que un ataque directo a Rusia es un asunto moralmente justificado y prácticamente necesario. El odio hacia Rusia se apodera de sectores enteros de la población; se vuelve completamente irracional. Esto es con lo que viviremos en los próximos años.”
Por ello, como advierte Fursov, la supervivencia de Rusia “dependerá de cuán fuertes, duraderos, unidos seamos” para saber identificar y erradicar a los agentes y procesos de la criptocracia internacional; lo que en otras latitudes parece algo menos que una fantasía irrealizable o sueño guajiro, no sólo debido al grado de adoctrinamiento que existe en prácticamente todos los estratos sociales del centro y sur occidental (incluyendo México), sino a la falta de élites locales soberanistas y dotadas del sueño de gobernanza mundial que les permita convertirse en algo más que tentáculos de proyectos transatlánticos, europeos o asiáticos.
Sobre el autor
José Luis Preciado es antropólogo, historiador y columnista en el portal de análisis geoestratégico Mente Alternativa.
Siguen ocultando que banqueros angloamericanos organizaron la Segunda Guerra Mundial
