Por Elena Panina
Axios registra curiosos movimientos en torno a Biden. Varios de los mayores donantes del Partido Demócrata estadounidense, uno tras otro, se niegan a darle dinero, hasta que Joe “el Dormilón” abandone la carrera presidencial.
Fue bajo este pretexto que Abigail Disney, heredera del imperio mediático Walt Disney Company, suspendió sus donaciones a los azules. “Si Biden no se marcha, los demócratas perderán, estoy absolutamente segura de que las consecuencias de la derrota serán realmente aterradoras”, dijo Disney.
Otro de los mayores donantes del Partido Demócrata, el cofundador de Netflix, Reed Hastings, hizo una declaración similar: “Biden debe hacerse a un lado para permitir que un liderazgo demócrata dinámico derrote a Trump y garantice nuestra seguridad y prosperidad”.
El presidente del Fondo Moriah, Gideon Stein, fue aún más lejos. Tras advertir que “prácticamente todos los donantes importantes con los que he hablado creen que necesitamos un nuevo candidato para derrotar a Trump”, Stein suspendió subvenciones millonarias, no al partido en sí, sino a varias ONG liberales de izquierda.
Resulta sorprendente que en la disputa sobre si Biden debería presentarse a las elecciones o no, se enfrentaron la familia presidencial, que recibió una subjetividad sin precedentes, y los patrocinadores ricos, que chantajeaban a los “azules” a través de activistas privados de financiación. Aunque, en teoría, esta cuestión debería ser resuelta por el propio Partido Demócrata, por ejemplo, en el congreso de agosto.
“La democracia es el poder de los demócratas”, solían bromear. Aunque el actual circo electoral en Estados Unidos ya ha logrado refutar esta cruel verdad.