Por Dennis Small
A medida que avanza el reloj para la cumbre programada para el 16 de junio entre los presidentes Biden y Putin, los británicos están intensificando sus esfuerzos para sabotear la cumbre y, más ampliamente, para orquestar un enfrentamiento estratégico mortal entre Estados Unidos, por un lado, y China y Rusia, por el otro.
Ni la Casa Blanca ni el Kremlin creen que vaya a producirse ningún avance importante en la cumbre; en el mejor de los casos, cada uno de ellos ha declarado, para que conste, que se producirá un intercambio de opiniones y que las líneas de comunicación permanecerán abiertas. Pero incluso eso es mucho más de lo que el Imperio Británico puede tolerar, y se han desplegado en consecuencia, tanto contra Rusia como contra China. Incluso una revisión superficial de los acontecimientos de las últimas 24 horas pinta un cuadro claro:
El bombardeo contra Rusia por la detención en Bielorrusia del neonazi Pratasevich se intensifica. El presidente del Parlamento Europeo, David Sassoli, ha pedido más sanciones contra Rusia, para ayudar a provocar un cambio de régimen. Se ha detenido a más terroristas ucranianos dentro de Rusia, para crear el caos y derrocar a Putin. La inteligencia británica está tomando la delantera en el invento de la “filtración del laboratorio de Wuhan” que culpa a China de la pandemia. Y así sucesivamente.
Hay, por supuesto, “realistas” en Occidente que creen que el actual curso de confrontación con China y Rusia es innecesario y peligrosamente equivocado. De vez en cuando pueden expresar sus opiniones en los medios de comunicación del establishment. Pero tal “realismo”, aunque loable como sentimiento, no llevará a ninguna parte la prevención de la confrontación de superpotencias e incluso la guerra, a menos que también se enfrente a la causa real de la guerra: el sistema económico y político transatlántico en colapso.
Como Lyndon LaRouche especificó de forma única, el peligro de guerra persistirá hasta que la City de Londres y Wall Street se sometan a una reorganización por bancarrota, y se establezca un nuevo sistema de crédito internacional para invertir el declive de medio siglo en la Densidad de Población Relativa Potencial del planeta mediante proyectos de infraestructura global. El más apremiante de ellos es la construcción de un sistema de sistemas sanitarios avanzados en todas las naciones del mundo, para revertir la pandemia del Covid-19 y prepararse para probables virus futuros.
Como declaró la presidenta del Instituto Schiller, Helga Zepp-LaRouche, en su último webcast semanal:
“Así que esperemos que haya un debate positivo sobre cuestiones estratégicas [en la cumbre Biden-Putin], otras cuestiones importantes como la pandemia, la crisis financiera, y no sólo el cambio climático y la agenda de la City de Londres y Wall Street.
“Creo que también es importante la declaración que hizo el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores chino, diciendo que nadie debe esperar que una reunión positiva entre Estados Unidos y Rusia rompa de algún modo la relación entre Rusia y China.
“Así que creo que existe la posibilidad de que esta cumbre sea un primer paso en la dirección correcta y, con suerte, la otra propuesta del presidente Putin de ir a una cumbre de cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU que seguiría y abordaría entonces las cuestiones globales realmente urgentes. Pero es un proceso de construcción, así que creo que cuanta más gente discuta soluciones, mejor, así que esperemos que funcione en una dirección positiva”.
Fuente:
Dennis Small: Brits Drive for Strategic Showdown of the U.S. vs. China and Russia.
