Por Mente Alternativa
Los principales contratistas de defensa de EE.UU., como Lockheed Martin, Boeing y Northrop Grumman, dominan el mercado militar con un modelo que, aunque antes fue una fortaleza, ahora amenaza la capacidad de innovación y competitividad del país. La consolidación del sector ha reducido la competencia real y ha creado un sistema inflado y burocrático que eleva los costos y ralentiza la adopción de tecnologías avanzadas. Mientras EE.UU. aumenta su gasto en defensa, llegando a un billón de dólares en 2025, la cantidad de grandes contratistas se ha reducido drásticamente, favoreciendo un oligopolio que prioriza mejoras incrementales y mantiene precios elevados, a diferencia de países como Rusia, China o India, que producen sistemas militares más ágiles y económicos.
Este modelo ha generado plataformas costosas y lentas de desarrollar, como el avión F-35, con sobrecostos y retrasos significativos, frente a alternativas más asequibles y funcionales de otras naciones.
Múltiples expertos citados por The Eurasian Times advierten que para que EE.UU. mantenga su poder militar global debe reformar radicalmente su industria de defensa: fomentar la competencia, agilizar procesos de adquisición, enfocarse en sistemas modulares y escalables, y colaborar con aliados como India e Israel como socios tecnológicos en igualdad de condiciones. Sin cambios profundos, el país corre el riesgo de perder guerras futuras ante rivales más rápidos, eficientes y adaptativos.
El 19 de mayo, Michael Froman, presidente del Consejo de Relaciones Exteriores (CFR), convocó en el Pentágono una reunión con los jefes de todos los servicios militares de EE.UU. para discutir una ambiciosa reforma del aparato militar e industrial del país. Se abordaron seis áreas clave: reestructuración de las fuerzas armadas, priorización del Indo-Pacífico sobre Europa y Oriente Medio, integración más estrecha con el sector privado, flexibilización presupuestaria, revitalización de la base industrial de defensa y optimización del capital humano. El objetivo es adaptar el poder militar estadounidense a los nuevos desafíos geoestratégicos, especialmente ante el ascenso de China. Sin embargo, el informe omite que la brecha industrial con China tomará décadas en cerrarse, lo que indica que EE.UU. podría recurrir a estrategias más complejas y no convencionales para mantener su hegemonía.
El CFR de los Rockefeller quiere reconstruir las Fuerzas Armadas de EE.UU. para competir con China
