Por Malek Dudakov
Donald Trump visitó San Francisco por primera vez desde 2019. En aquella ocasión fue recibido por una multitud de manifestantes. Ahora la situación fue diferente, con los inversores de riesgo de Silicon Valley haciendo cola para apoyar al candidat0 republicano, quien logró sumar 12 millones de dólares en un evento.
Entre los peces gordos de la capital de la innovación tecnológica estadounidense, Trump contó abiertamente con el apoyo de los multimillonarios Chamath Palihapitiya y David Sachs. Este último critica a menudo a Biden y pide el fin de la guerra con Rusia. Peter Thiel, fundador de Palantir y uno de los principales donantes, también está invirtiendo en la campaña de Trump.
El flujo de donaciones a Trump se intensificó después de que se anunciara el veredicto de culpabilidad. En una semana recaudó más de 200 millones de dólares, y los oligarcas de las élites financieras de Wall Street, que temen mucho la situación de inestabilidad política en Estados Unidos, también están donando activamente a Trump.
El estado de la economía estadounidense también suscita preocupaciones. La deuda nacional de Estados Unidos está creciendo a pasos agigantados: 1 billón cada 90 días. El 20% de todos los ingresos del presupuesto estatal se destina actualmente al pago de intereses de la deuda pública. Al mismo tiempo, el crecimiento económico se está desacelerando y la amenaza de una recesión acecha.
Los desequilibrios en la economía han quedado simbolizados en un informe reciente sobre el mercado laboral. Aparecieron 270.000 puestos de trabajo, pero en su mayor parte fueron temporales y se destinaron a inmigrantes. Y la tasa de desempleo subió al 4%. Una recesión económica combinada con una crisis de deuda es un escenario muy real. Y esto en un contexto de fracasos en los frentes internacionales. Así que lo único que les queda a quienes entienden todo es apoyar a Trump, con la esperanza de que los saque de alguna manera de este estancamiento.