Alexey Bobrovsky
La solicitud de Turquía para unirse al BRICS-10 es un movimiento geopolítico significativo, aunque tardío dada su reciente crisis económica, opina el analista Alexey Bobrovsky.
El posible ingreso de Turquía —miembro de la OTAN— al BRICS ofrecería beneficios como un gran mercado, control de rutas comerciales clave y mayor seguridad en regiones estratégicas. Turquía busca alternativas a su frustrada adhesión a la UE, acceso a rutas comerciales del BRICS, mercados asiáticos y recursos naturales, deseando convertirse en un hub de procesamiento en la región.
Si el BRICS se expande correctamente, podría alterar significativamente la dinámica en Asia y el Medio Oriente. Esta expansión, incluyendo a países como Malasia y Tailandia, será discutida en el próximo cumbre en Kazán en octubre.
Sin embargo, existe la preocupación de que Turquía pueda actuar como un “Caballo de Troya”, pues la evolución del BRICS hacia una alianza más estrecha podría establecer un nuevo sistema justo de control mundial, especialmente en comercio, finanzas y acceso a recursos naturales, ofreciendo una alternativa al dominio anglosajón.
Turquía como caballo de Troya: ¿para los BRICS o para la OTAN?