Por Mente Alternativa
El estrecho de Taiwán vuelve a ser escenario de una escalada de tensiones entre Estados Unidos y China. Según un informe de EIR, firmado por Carl Osgood, dos buques de guerra estadounidenses atravesaron esta zona estratégica entre el 10 y el 12 de febrero. Se trata del destructor USS Ralph Johnson, de la clase Arleigh Burke, y del buque de reconocimiento oceanográfico USNS Bowditch. Este episodio constituye la primera gran provocación de EE.UU. hacia China desde que Donald Trump asumiera nuevamente la presidencia el pasado 20 de enero.
La Marina de EE.UU. ha justificado esta maniobra alegando la libertad de navegación en aguas internacionales. “El tránsito ocurrió a través de un corredor en el estrecho de Taiwán que está más allá de los mares territoriales de cualquier estado costero”, explicó el comandante Matthew Comer, portavoz del Comando Indo-Pacífico de EE.UU. Comer enfatizó que esta área permite el libre tránsito marítimo y aéreo conforme al derecho internacional.
Sin embargo, China no tardó en reaccionar. La Comandancia del Teatro Oriental del Ejército Popular de Liberación (EPL) desplegó unidades navales y aéreas para vigilar de cerca la presencia estadounidense en la zona. Según el capitán Li Xi, portavoz del EPL, las fuerzas chinas “gestionaron la situación de manera efectiva” y mantuvieron la seguridad en la región. En un comunicado oficial, el gobierno chino calificó la incursión estadounidense como una acción irresponsable que envía “señales equivocadas” y aumenta los riesgos de seguridad en la zona.
Las incursiones de buques de guerra estadounidenses en el estrecho de Taiwán no son nuevas, pero cada una de ellas representa un desafío directo a la posición de China sobre la isla. Pekín considera a Taiwán una provincia rebelde e insiste en que cualquier interferencia extranjera es una amenaza a su soberanía. Con el regreso de Trump a la Casa Blanca, las relaciones entre EE.UU. y China parecen tomar nuevamente un rumbo de confrontación, especialmente en el ámbito geopolítico del Indo-Pacífico.
El control del estrecho de Taiwán es un tema de máxima prioridad para China, que ha reforzado su presencia militar en la región. La Armada china ha incrementado sus maniobras y ha desarrollado estrategias para contrarrestar cualquier intento de intervención extranjera. Por su parte, Estados Unidos sigue apostando por demostraciones de fuerza para reafirmar su influencia en Asia, una estrategia que, lejos de estabilizar la región, alimenta un clima de creciente tensión.
En este contexto, las recientes maniobras estadounidenses no solo han puesto a prueba la paciencia de China, sino que también han dejado claro que la administración Trump no planea dar marcha atrás en su política de contención hacia Pekín. Con ambos países reforzando sus posiciones militares, el estrecho de Taiwán podría convertirse en un punto crítico para la seguridad global en los próximos meses.
