Por Mente Alternativa
El 1 de octubre, Irán lanzó varios cientos de misiles balísticos contra Israel en represalia por el asesinato de figuras clave del Eje de Resistencia —como Hassan Nasrallah, líder de Hezbolá, el 27 de septiembre— y la reciente guerra de Israel en Líbano. Dos destructores estadounidenses respondieron con interceptores para defender a Israel.
Ambas partes han intentado presentar los hechos a su favor: Irán asegura haber destruido varias bases militares, mientras que Israel minimiza los ataques, calificándolos como una demostración inofensiva. No obstante, Israel ha prometido responder en el momento que considere adecuado, manteniendo en tensión a la comunidad internacional.
El ataque de Irán parece estar motivado por múltiples factores, entre ellos disuadir a Israel de llevar a cabo una operación terrestre a gran escala en Líbano y restaurar su reputación ante sus seguidores. Aunque su objetivo reputacional parece logrado, no está claro si Irán ha alcanzado sus metas militares y estratégicas.
El Consejo de Seguridad de Israel está reunido para decidir su respuesta, con advertencias de que Irán sentirá las consecuencias. Además, tanto EE.UU. como el Reino Unido confirmaron su apoyo total a Israel mientras este decide sus próximas acciones y han aumentado su presencia militar en la región, mientras Irán y otras naciones árabes y musulmanas han solicitado reuniones de emergencia.
Si Israel no responde pronto, podría interpretarse que sufrió daños significativos o que no ha podido asegurar el apoyo de Estados Unidos. Por otro lado, una represalia limitada podría ser vista como un esfuerzo por evitar una guerra más amplia, aunque el riesgo de una peligrosa escalada sigue latente.
En respuesta al ataque iraní, Israel está planeando un contraataque significativo contra objetivos estratégicos, incluyendo refinerías de petróleo, sistemas de defensa aérea y sitios de enriquecimiento de uranio. También se contemplan “asesinatos selectivos”. Irán ha advertido que, si Israel responde, el conflicto podría escalar hacia una guerra de misiles y drones, ya que ambos países carecen de una frontera común.
A pesar de las imágenes que muestran misiles atravesando las defensas israelíes, no hay información confiable sobre la magnitud de los daños, lo que afectará el tipo de represalia israelí. Israel busca coordinarse con Estados Unidos debido a las implicaciones estratégicas, lo que requiere apoyo logístico y defensivo. Washington, preocupado por no agravar la situación en Medio Oriente, prefiere una respuesta equilibrada para evitar complicaciones con su apoyo a Ucrania y el impacto en las elecciones estadounidenses.
Aunque por el momento Estados Unidos prefiere una solución diplomática, es posible que no sea viable en esta etapa, dado que Israel podría continuar con acciones militares que desafían los esfuerzos de contención. Además, Estados Unidos no puede permitir que Irán obtenga armas nucleares. Según la Fundación Heritage, Irán podría probar un dispositivo nuclear en los próximos meses, lo que provocaría un cambio geopolítico estratégico en la región.
La invasión israelí del Líbano ha dejado a Irán con poco margen para garantizar su seguridad. Si Irán desarrolla armas nucleares, alterará drásticamente el equilibrio de poder en Medio Oriente, afectando la seguridad energética global e incrementando su influencia. Arabia Saudita y Turquía también podrían seguir el mismo camino.
La Fundación Heritage recomienda aumentar la presión diplomática y económica sobre Irán, armar a aliados regionales, fortalecer la defensa antimisiles y mejorar la infraestructura energética de EE.UU., ya que un Irán nuclear alteraría las tensiones en el comercio mundial y la estabilidad regional.
