Por Mente Alternativa
La cumbre de paz sobre Ucrania, celebrada del 15 al 16 de junio en Bürgenstock, Suiza, resultó en un fracaso notable. De los 160 países invitados, solo asistieron 92 delegaciones, y muchos de los países del Sur Global, incluida China, declinaron la invitación. Argumentaron que la reunión carecía de sentido sin la participación de Rusia, una de las partes más implicadas en el conflicto.
Entre los asistentes, varios países enviaron representantes de menor rango en lugar de sus líderes. EE.UU., por ejemplo, solo envió a su vicepresidenta Kamala Harris, mientras que Alemania envió a su canciller Olaf Scholz, ambos abandonando la cumbre antes de su conclusión. Incluso países miembros de la OTAN, como Turquía, y naciones influyentes como India, México, Arabia Saudita, Sudáfrica y Emiratos Árabes Unidos, optaron por enviar a sus ministros de Exteriores en lugar de sus líderes.
Además, 14 países presentes en la cumbre se negaron a firmar la declaración conjunta final. Entre ellos se encontraban Brasil, India, Sudáfrica, México, Armenia, Baréin, Indonesia, Eslovaquia, Libia, Arabia Saudí, Tailandia, Irak, Jordania y Emiratos Árabes Unidos. La propia presidenta de Suiza, Viola Amherd, reconoció que “un proceso de paz sin Rusia es inconcebible”.
La cumbre en Bürgenstock fue una continuación de un anuncio hecho en Davos en enero de 2024, donde se prometió una conferencia de paz para Ucrania. Sin embargo, la exclusión de Rusia desde el principio sembró dudas sobre la eficacia de la reunión. La declaración final de la cumbre, que abogaba por el respeto a las fronteras territoriales de Ucrania, el intercambio de prisioneros y la seguridad nuclear, fue insuficiente para obtener un amplio apoyo.
El fracaso de esta cumbre refleja la falta de consenso global y la complejidad del conflicto ucraniano. La ausencia de actores clave y la negativa a firmar el documento final por parte de países importantes subrayan la necesidad de un enfoque más inclusivo y realista para la paz en Ucrania.