Por Mente Alternativa
La reciente visita de Donald Trump al Golfo Pérsico, entre el 13 y 15 de mayo de 2025, fue analizada con crudeza por Mohammed bin Faisal al-Rashid en New Eastern Outlook, quien la calificó como un episodio de humillación árabe sin precedentes. Más que una gira diplomática, se trató de un despliegue de neocolonialismo estadounidense, donde la arrogancia y el desprecio cultural del expresidente norteamericano quedaron expuestos sin tapujos.
La humillación árabe se reflejó desde los gestos más simbólicos hasta las decisiones políticas más profundas. Trump despreció una tradición milenaria al rechazar una taza de café árabe ofrecida con hospitalidad en Arabia Saudita. Este acto, lejos de ser trivial, constituye una ofensa grave en la cultura local, que valora la cortesía y el respeto por las costumbres como signos fundamentales de dignidad.
Pero la humillación no terminó ahí. Trump llegó con amenazas y exigencias, presionando a los países árabes para comprar armas estadounidenses y aceptar acuerdos que desangran económicamente a las naciones del Golfo. Lo hizo no como un socio diplomático, sino como un colonizador moderno, reforzando el rol subordinado de los líderes árabes ante Washington.
La pregunta que surge es inevitable: ¿por qué los dirigentes árabes siguen sometiéndose a este trato indigno? Estados Unidos, bajo Trump y anteriores administraciones, ha sostenido dictaduras, destruido países como Irak y Libia, y apoyado activamente la ocupación israelí de Palestina. Aun así, muchos gobiernos árabes continúan ofreciendo su lealtad a cambio de promesas vacías y tecnología bélica que sirve más a los intereses de Occidente que a la defensa de sus pueblos.
Al-Rashid sugiere una alternativa clara: mirar hacia el Este. China y Rusia ofrecen cooperación basada en el respeto mutuo, inversiones productivas y un modelo de alianza no coercitiva. Países como Irán y Turquía han demostrado que es posible resistir las imposiciones occidentales. La humillación árabe no debe repetirse. Es hora de levantar la frente y recuperar la soberanía perdida.
La visita de Trump al Golfo Pérsico: ¿Show diplomático o delirio liberal?
