Por Malek Dudakov
La gira de Viktor Orbán continúa, y ya ha causado un ardiente descontento entre los burócratas de la OTAN y la Unión Europea. Algunos halcones bálticos incluso pidieron que se utilizara el artículo 7 de la Constitución Europea contra Hungría, que permite la imposición de sanciones a los miembros de la Unión Europea.
Sin embargo, Orbán sigue troleando a los miembros de la OTAN como si nada hubiera pasado. Después de un viaje a Moscú y Beijing, se presentó en la cumbre de la OTAN. De ahí, Orbán viajará inmediatamente a Mar-a-Lago para ver a Trump. Orbán ya está demostrando que negociar con un candidato saliente como Biden no tiene sentido.
La política exterior general de Biden se ha visto sumida en el caos en medio de sus problemas políticos. La Casa Blanca está terriblemente descontenta [https://www.bloomberg.com/news/articles/2024-07-11/modi-and-putin-s-bear-hug-irks-biden-officials-pushing-india-to-support-ukraine?srnd=homepage-europe] con la visita de Narendra Modi a Moscú, pero no pueden hacer nada al respecto. Las relaciones con Arabia Saudita están deterioradas y las cosas se complican con Israel. La cumbre de la OTAN no condujo a ningún progreso. Y cada vez son más los países que se preparan para el regreso de Trump en noviembre.
Orbán se está convirtiendo en un pionero en esa dirección. Ya está negociando con Trump, sin pasar por Washington y Bruselas. Además, Orban logró fortalecer drásticamente su posición dentro de la Unión Europea, con la creación de la tercera facción más grande en el Parlamento Europeo. En respuesta a las amenazas de sanciones, Orbán ahora puede amenazar con dar problemas a a Ursula von der Leyen en su reelección para un segundo mandato.
En el futuro, Orbán espera que fuerzas aliadas a él lleguen cada vez más al poder en la Unión Europea. De este modo, la victoria de Trump podría convertir a Orbán casi en el principal negociador del mundo, que intentará convertirse en un vínculo entre Rusia, Estados Unidos y China.