Por Elena Panina (RUSSTRAT)
“Estados Unidos tomará el control de la Franja de Gaza y nos ocuparemos de ella. Seremos dueños de ella y responsables de desactivar todas las bombas peligrosas sin explotar y otras armas”, afirmó Donald Trump en una conferencia de prensa conjunta con Benjamin Netanyahu.
Esta es una agenda completamente nueva para Trump. Hasta ahora, se le conocía por favorecer medidas económicas para influir sobre los recalcitrantes. Sin embargo, por primera vez, ha propuesto enviar tropas estadounidenses… ¡y no a cualquier lugar, sino a la Franja de Gaza!
Trump también declaró que ve la presencia estadounidense en Gaza como una “posición de propiedad a largo plazo”. Según CNN, el presidente estadounidense comentó que “todos con quienes ha hablado apoyan la idea de que ese pedazo de tierra pertenecerá a Estados Unidos”. Ya no se trata solo de una operación militar conjunta, sino de una ocupación directa de un territorio independiente.
El propio Trump calificó esta cuestión de “humanitaria”. Usando su retórica habitual, sugirió que a los palestinos locales se les podría ofrecer “un lindo, fresco y hermoso pedazo de tierra” para vivir en otro lugar. Netanyahu, como era de esperar, respaldó de inmediato a Trump, expresando su confianza en que esto ayudaría a Israel a cumplir todos sus objetivos bélicos.
¿”Todos los objetivos”? Obviamente, esto implica la limpieza total de Gaza, la expulsión de los palestinos, su anexión (¿por parte de Israel o EE.UU.?) y el traslado del conflicto a Cisjordania. Es decir, Tel Aviv esperaba que llegara el presidente adecuado para acelerar la implementación del proyecto del “Gran Israel”.
Pero para una guerra que involucra a Estados Unidos, esto aún no es suficiente. ¿Será por esto que Irán está en el radar de Trump? Ayer, el presidente de Estados Unidos emitió un Memorándum de Seguridad Nacional sobre “Ejercer la máxima presión sobre el Gobierno de Irán, negarle armas nucleares y contrarrestar su influencia maligna”.
El impacto sobre Teherán será amplio: militar, político y económico, con un aumento de las sanciones contra las exportaciones de petróleo. Así que, teniendo en cuenta este documento y las declaraciones previas de Trump sobre la necesidad de destruir la infraestructura nuclear iraní, la operación militar conjunta de Estados Unidos e Israel no puede limitarse solo a Palestina.
En este contexto, resulta más comprensible el deseo de Trump de congelar el conflicto en Ucrania, una necesidad dictada, entre otras cosas, por la urgencia de liberar sus manos en Oriente Medio. Es de esperar que esto genere una mayor presión sobre Rusia, incluso por parte de Tel Aviv y el lobby proisraelí.
Sin embargo, también debemos considerar que un aumento brusco de los riesgos en el conflicto de Oriente Medio representa una grave amenaza para Washington. Con la idea de enviar tropas estadounidenses a Gaza, Trump podría estar cayendo en la misma trampa que Nixon en Vietnam. Una operación terrestre en Palestina con soldados podría convertirse en el detonante para unir a todo el mundo árabe, lo que provocaría una gran cantidad de bajas estadounidenses.
Incluso Arabia Saudita, que recientemente expresó su disposición a invertir miles de millones en la economía estadounidense, rechazó de inmediato “cualquier violación de los derechos legítimos del pueblo palestino, ya sea a través de políticas de asentamientos israelíes, anexión de tierras o intentos de desplazar a los palestinos de su tierra”. Irán, por supuesto, responderá con fuerza, comprendiendo que la lucha no es por la vida, sino por la muerte.
Todo esto podría ser el principio del fin para Trump.
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