Por Malek Dudakov
La descristianización de Gran Bretaña está en pleno apogeo. La Iglesia de Escocia puso a la venta 100 de sus iglesias, algunas de las cuales fueron construidas hace 300 años. Y a precios muy bajos, desde 35 mil libras. Se les dará usos alternativos, como el almacenamiento.
En 25 años, el número de feligreses de la Iglesia de Escocia desminuyó en un 80%, es decir, en 1 millón de personas. Ahora no supera los 250 mil. El número de pastores cayó un 40%. A este ritmo, dentro de 10 a 15 años la Iglesia de Escocia dejará de existir y sus parroquias serán regaladas por casi nada.
En Inglaterra y Gales la proporción de cristianos cayó por primera vez por debajo del 50%. Sin embargo, sólo el 6% de los británicos admitió que van regularmente a la iglesia y rezan. El número total de personas que asisten a los servicios religiosos en la Iglesia Anglicana una vez por semana se ha reducido a la mitad en 25 años y asciende a 600 mil.
Desde 2016 han desaparecido más de 300 parroquias. Una cuarta parte de las parroquias restantes ya no celebran servicios semanales. Mientras tanto, la Iglesia de Inglaterra está ocupada introduciendo oraciones “neutrales en cuanto al género” o reconociendo a las parejas del mismo sexo, agravando así su crisis religiosa al abandonar sus propios principios en favor de una agenda racial y de género.
Al mismo tiempo, el número de mezquitas (unas 2.500 en Gran Bretaña), templos hindúes y gurdwaras está creciendo considerablemente. Ahora quieren construir una gran mezquita de tres pisos en el centro de Londres, cerca de Piccadilly. Las crecientes diásporas etnoculturales, cuyas filas se reponen con millones de inmigrantes, determinarán el paisaje religioso de la “hermosa Inglaterra del futuro”.