Por Adam Andrzejewski
La guerra de Afganistán siempre ha sido una caja negra, pero la administración Biden acaba de empeorar las cosas.
Según una confesión obtenida del Departamento de Estado, los funcionarios de Biden han ordenado recientemente a las agencias federales que borren de sus sitios web los informes oficiales que detallan los 82.900 millones de dólares en equipamiento militar y formación proporcionados a las fuerzas de seguridad afganas desde 2001.
Las auditorías e informes borrados incluían una contabilidad detallada de lo que Estados Unidos había proporcionado a las fuerzas afganas, hasta el número de dispositivos de visión nocturna, granadas de mano, helicópteros Black Hawk y vehículos blindados.
Los informes cuantificaban además 208 aviones y helicópteros; 75.000 vehículos de guerra -incluyendo 22 Humvees, 50.000 vehículos tácticos y casi 1.000 vehículos resistentes a las minas- y 600.000 armas -incluyendo 350.000 rifles M4 y M16, 60.000 ametralladoras y 25.000 lanzagranadas.
El Departamento de Estado admitió haber eliminado los informes, pero justificó la medida como una forma de proteger a los aliados afganos. Según un portavoz:
“La seguridad de nuestros contactos afganos es de suma importancia para nosotros. El Departamento de Estado aconsejó a otras agencias federales de [sic] revisar sus propiedades web en busca de contenido que destaque la cooperación/participación entre un ciudadano afgano y el Gobierno de los Estados Unidos o un socio del Gobierno de los Estados Unidos y retirarlo de la vista del público si supone un riesgo para la seguridad”.
Merece la pena señalar que la administración Biden ya puso en peligro a estos socios cuando los funcionarios proporcionaron listas de ciudadanos afganos a los talibanes en un intento erróneo de autorizar su evacuación. A los talibanes, una conocida organización terrorista con un historial de asesinatos de ciudadanos afganos que trabajan junto a las fuerzas estadounidenses, nunca se les debería haber confiado esos nombres.
Además, muchos de los informes de auditoría retirados se limitan a cuantificar el equipamiento militar sin identificar al personal. He aquí dos ejemplos importantes:
1. Oficina de Rendición de Cuentas del Gobierno (GAO): OpenTheBooks.com volvió a publicar una auditoría sobre el equipo militar proporcionado por Estados Unidos en Afganistán (agosto de 2017) después de que fuera retirada de su ubicación oficial.
2. Inspector General Especial para la Reconstrucción de Afganistán (SIGAR): OpenTheBooks.com volvió a publicar una auditoría de 174 millones de dólares en drones ScanEagle perdidos (julio de 2020) después de que el informe fuera retirado de su ubicación oficial.
Los contribuyentes estadounidenses pagaron estas auditorías y el equipo proporcionado por Estados Unidos, y los ciudadanos deberían poder seguir el dinero y pedir cuentas a la administración Biden.
Un portavoz de la GAO también confirmó en una solicitud de comentarios su recepción de la directiva: “el Departamento de Estado nos pidió que elimináramos temporalmente los informes sobre Afganistán y los revisáramos para proteger a los beneficiarios de la ayuda estadounidense que pudieran ser identificados a través de nuestros informes y, por tanto, ser objeto de represalias.”
Uno de los informes borrados de la GAO tenía cuatro años de antigüedad y cuantificaba el material suministrado por Estados Unidos a Afganistán entre 2003 y 2016. Fue entregado al Comité de Servicios Armados de la Cámara de Representantes el 10 de agosto de 2017. El informe fue retirado sólo horas después de que nosotros, y otros medios de comunicación como Sinclair Broadcast Group SBGI +0,5%, destacáramos la existencia del informe.
Un portavoz de SIGAR también admitió, a través de una solicitud de comentarios, que la agencia retiró los informes de la red.
“En los últimos días, algunos informes de SIGAR han sido retirados temporalmente del sitio web público de la agencia debido a las preocupaciones de seguridad en curso de acuerdo con la orientación recibida del Departamento de Estado de los Estados Unidos. Esto está en consonancia con las medidas adoptadas por otras agencias federales de Estados Unidos y es por abundancia de precaución.”
Una vez más, para reiterar, estos informes no incluyen información sobre los receptores, y es probable que los talibanes ya controlen el cofre de guerra en cuestión.
Esta directiva no parece estar diseñada para proteger a nuestros aliados afganos -o, si lo está, ha sido mal ejecutada. Una entidad estadounidense que no nombraremos no ha retirado un informe en el que se detallan las fuerzas afganas por rangos. Ese informe, se podría argumentar, podría ser utilizado como una hoja de recuento para la retribución, pero todavía está disponible públicamente.
He aquí otro ejemplo. Un informe federal no incluía información sobre el personal, pero sí la cara de un piloto afgano sentado en un helicóptero Black Hawk de Estados Unidos. Cuando destacamos el informe, señalamos la foto a un portavoz de la agencia y decidimos no publicar un enlace para proteger la seguridad del piloto. El informe ha permanecido en línea, pero desde que nos pusimos en contacto con el portavoz, la foto ha sido eliminada.
Si la administración de Trump empezara a hacer desaparecer informes del gobierno y a justificar sus acciones con excusas débiles y obviamente políticas, ¿puede alguien con la cara seria decir que no lideraría las noticias de la noche?
Fuente:
Adam Andrzejewski, en Forbes: Biden Administration Erased Afghan Weapons Reports From Federal Websites.
