Por Executive Intelligence Review
En cuanto comenzaron a llegar los informes del frente de guerra la semana pasada, que indicaban que después de tomar el puerto de Mariúpol, Rusia avanzaba metódicamente hacia el oeste en la región del Donbás y que las fuerzas ucranianas habían tenido que retroceder, los británicos hicieron saber una vez más que no permitirán que Rusia gane la guerra, incluso si eso significa llevar al mundo al borde de un enfrentamiento nuclear. La ministra de Asuntos Exteriores británica, Liz Truss, dio un discurso en Praga el viernes 27 de mayo, en el que afirmó: “Tenemos que asegurar que Ucrania gane esta gran lucha por la libertad”, y agregó que Ucrania no solo luchaba por sí misma, sino por “la libertad, la soberanía y el Estado de derecho” en los países occidentales. “Si él [el Presidente de Rusia, Vladimir Putin] tiene éxito en Ucrania, nunca volveremos a sentirnos a salvo”, vociferó Truss, según la copia del discurso que difundió el Ministerio de Asuntos Exteriores del Reino Unido, que reseñó la agencia rusa TASS. “Debemos responder con fuerza. El apaciguamiento no puede ser la respuesta”.
El Primer ministro británico, Boris Johnson, en declaraciones a la agencia noticiosa Bloomberg el fin de semana pasado, tuvo que reconocer sobre el avance militar de Rusia en el Donbás, que “me temo que es palpable”. Por lo tanto, dijo que era imperativo que los aliados occidentales de Ucrania enviaran sistemas de artillería de cohetes de largo alcance MLRS a Ucrania, capaces de atacar profundamente en el territorio ruso. Esta escalada en armamento, señaló, “permitiría [a los ucranianos] defenderse de esta brutal artillería rusa, y hacia allá es donde tiene que ir el mundo… Es absolutamente vital que sigamos apoyando a los ucranianos militarmente”, acotó.
Hasta ahora, el gobierno de Biden ha marchado en fila india con los británicos en este tipo de acciones provocadoras. Como señaló el coronel (ret.) Richard Black en sus dramáticos comentarios del 26 de mayo en el diálogo entre “Expertos militares y de seguridad de EU y Europa advierten: La locura de los políticos amenaza con una guerra nuclear”, organizado por el Instituto Schiller:
“Ya hemos asesinado a una docena de generales [rusos] y hemos hundido el buque insignia de la flota rusa. El 13 de mayo de 2022, Steny Hoyer, el líder de la mayoría demócrata en la Cámara de Representantes, dijo que ya estamos en guerra con Rusia. Durante su visita a Kiev en mayo, la presidente de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, prometió hacer la guerra ‘hasta conseguir la victoria’. El general retirado Breedlove, ex comandante supremo aliado de Europa, y cercano confidente militar de Biden, propuso desembarcar fuerzas estadounidenses y avanzar dos tercios del camino a través de Ucrania hasta el Río Dnieper. El Reino Unido ha comenzado a considerar una acción naval para romper el bloqueo naval ruso en el Mar Negro. Se trata de una acción que corre el riesgo de sufrir represalias por el hundimiento del buque insignia de Rusia”.
Y añadió: “Ahora hemos emitido un cheque gargantuesco de $40 mil millones de dólares, para asegurar una escalada drástica de esta guerra totalmente innecesaria. Algunos políticos incluso han comenzado a preparar a los estadounidenses para una guerra nuclear suicida. El senador republicano Roger Wicker dijo que podríamos considerar el envío de tropas estadounidenses a Ucrania, y que no descartaría lanzar un ataque nuclear por sorpresa; un primer ataque, en la jerga nuclear. En otras palabras, deberíamos considerar la posibilidad de lanzar un ataque nuclear sorpresa estilo Pearl Harbor; que hiciera llover bombas nucleares sobre las calles de Moscú y San Petersburgo, para matar a millones de hombres, mujeres y niños inocentes”.
Y sin embargo, a pesar de su ferocidad, esta guerra no se ganará ni se perderá en el escenario ucraniano. La cuestión decisiva está en otra parte.
En la sesión de preguntas y respuestas de un seminario patrocinado por la Executive Intelligence Review (EIR), en Berlín el 2 de marzo de 2006, se le preguntó a Lyndon LaRouche sobre los conflictos regionales de ese momento, como el de Irán, y la estrategia para detener la escalada hacia una guerra nuclear.
“Tenemos que considerar las realidades del mundo”, respondió LaRouche. “En primer lugar, no se trata de un conflicto Este-Oeste; esa es una posición diferente. Ese no es el problema. Eso es artificial. De lo que se trata es de un intento por mantener un imperio. El imperio ha existido. No tenemos Estados nacionales. Decimos de los Estados nacionales, que los Estados nacionales negocian, pero no es así como se dirige al mundo. El mundo se dirige mediante poderes financieros, un sistema que existía en Europa, que ha estado dirigido por los británicos durante años. Y todavía lo dirigen. Todavía lo coordinan. Ese es el problema. La cuestión es crear de nuevo, en este planeta, el derecho de las naciones a una verdadera soberanía”.
LaRouche explicó: “Hay que reconocer que detrás de todo esto, hay un jugador. Se está jugando con las naciones. El conflicto no es entre naciones simplemente. El conflicto es entre la potencia imperial, con asiento en Londres, o con sede en Londres, que sigue controlando gran parte del mundo. Y si no se rompe ese poder, si no se rompe, lo que habrá será un infierno… Miren hacia el futuro, en las cosas que debiéramos estar haciendo. ¡Pero rompamos el poder que tiene su sede ahora mismo en Londres! De lo contrario, si no se hace, lo que habrá será un infierno en este planeta, y todas las negociaciones no sirven de nada”.
El 18 y 19 de junio de 2022, el Instituto Schiller llevará a cabo una conferencia internacional para asumir ese reto planteado por Lyndon LaRouche: forjar una alianza internacional para detener el peligro de una guerra nuclear, sometiendo al sistema financiero con centro en Londres a una reorganización por quiebra, y construir en su lugar una nueva arquitectura de seguridad y desarrollo.
Fuente:
Kiev va perdiendo. Pero la OTAN dice que primero van a hacer volar al mundo antes que permitir que gane Rusia. Editorial EIR 30 mayo 2022.