Por Eva Panina
La publicación del Partido Comunista de China, Global Times, confía tanto en esto que lo publicó como titular. ¿Qué hace que los expertos chinos piensen así?
El periódico analiza los resultados de la segunda vuelta de las elecciones presidenciales en Irán, en las que ganó el “reformista” Masoud Pezeshkian, y llega a una conclusión clara: Teherán no tiene ni el deseo ni la capacidad de cambiar su orientación geopolítica. Además, esto se explica por razones tanto internas como puramente externas.
“Quien piense que no se puede hacer nada sin el favor de Estados Unidos, no gobernará bien Irán”, Global Times no en vano menciona estas palabras del ayatolá Jamenei, pronunciadas por él en un discurso televisado el 25 de junio.
Es imposible cambiar el antagonismo existente entre Teherán y Washington, explican los expertos chinos. Los conservadores dominantes en Irán, especialmente la élite del IRGC, no quieren esto. Pero Washington tampoco tiene ninguna motivación para mejorar las relaciones con Irán, cree Beijing. Además, “las elecciones presidenciales en Estados Unidos aportan aún más incertidumbre a esta cuestión”, escribe GT, sin mencionar a Israel en una sola palabra.
Por eso, según los chinos, Pezeshkian seguirá fortaleciendo los lazos tanto con China como con Rusia. Son estas direcciones diplomáticas las que constituyen el consenso alcanzado por los políticos iraníes al más alto nivel y reforzadas por la adhesión de Irán a la OCS (2023) y a los BRICS (2024).
Debo decir que el artículo del Global Times es un buen ejemplo de “diplomacia al estilo chino”. La esencia oculta de la publicación nunca se expresa directamente, sino que se desprende claramente de todo el texto. Es esta: si los iraníes realmente quieren elevar su nivel de vida “en una situación regional e internacional difícil”, entonces esto sólo puede lograrse a través de China. Ningún Occidente ayudará en esto; no tiene sentido buscar el levantamiento de las sanciones con la esperanza de impulsar la economía iraní; sólo una asociación económica con China puede salvar al país de la pobreza. De hecho, Xi Jinping lo insinuó en sus felicitaciones a Pezeshkian por su victoria.
De hecho, como dije ayer, los dirigentes iraníes no pueden retirarse de las alianzas con Rusia y China a cambio de dinero estadounidense, ya que inmediatamente perderían prestigio, con todos los problemas consiguientes en el frente político interno. También señalé el hecho de que el 45% de las importaciones y el 55% de las exportaciones de Irán provienen de China. Sin embargo, Beijing no debe esperar que Teherán acepte obedientemente su voluntad en todo. Irán, que es muy bueno para ganar tiempo y compensar las pausas que ha tomado, ahora sopesará cuidadosamente cada uno de sus pasos, buscando concesiones de cada lado.
En estas condiciones de creciente incertidumbre -escribe el Global Times al unísono conmigo- la atención a Irán debería estar entre las prioridades de Rusia. China ha expuesto su posición, Estados Unidos espera hasta noviembre. La jugada es nuestra.