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Hay dos opciones: Un Renacimiento para la humanidad, o un descenso por el Maelström

Por Executive Intelligence Review

27 de agosto de 2021 — El cuento breve escrito por Edgar Allan Poe, “Un descenso dentro del Maelström” (el Maelström es un remolino en el mar), una investigación científica de los cambios en las relaciones geométricas que suceden en los cambios de fase en la naturaleza, y la función del conocimiento humano al reconocer e investigar esos cambios, nos da la guía necesaria para reflexionar sobre el punto de inflexión histórico que se está llevando a cabo en el mundo actualmente. Los personajes de Poe son dos hermanos cuyo barco queda atrapado en un remolino enorme en la costa de Noruega. En tanto el barco es empujado cada vez más a las profundidades hacia la destrucción, uno de los hermanos se da cuenta del cambio de geometría que existe dentro del vórtice, diferente a la que existía en la fase previa, y de forma creativa descubre las leyes de este nuevo paradigma, y así se salva, en tanto su hermano, aterrado y con la mente completamente nublada, se aferra al viejo paradigma y se hunde hasta morir. 

El mundo nunca volverá a la era de la que ahora partimos hacia una nueva geometría. Esto es cierto en el caso de la pandemia, que pone fin a la era de los sistemas de salud privatizados y a la privación de la asistencia sanitaria para las naciones pobres del mundo; es también cierto en el caso del sistema financiero global, un sistema que ya ha estado en completa bancarrota por décadas y que ahora se precipita hacia una hiperinflación o deflación, un sistema insalvable; es cierto de la era de las guerras interminables que desató Tony Blair cuando declaró en 1999 el final de la soberanía nacional, echando a andar la política angloestadounidense de guerras de “cambio de régimen”; y en conclusión, marca el fin del delirio de Estados Unidos como la “superpotencia unipolar” y el “final de la historia”. 

No se imaginen que todo esto significa que de forma automática vamos a tener un mundo mejor. El mundo podría tomar la decisión que tomó el aterrorizado hermano del pescador, aferrándose a las ilusiones de un imperio moribundo, dispuestos a someterse a la decadencia económica, a la guerra, a la peste y al hambre antes que rechazar los falsos axiomas, para descubrir los nuevos principios que se necesitan no sólo para sobrevivir, sino para construir un mundo más perfecto. 

El final de la catástrofe de 20 años en Afganistán proporciona la prueba crucial: ¿Va Estados Unidos a romper con el imperio británico, y actuar en base a su interés verdadero, para ver a Afganistán transformarse de un torbellino de terrorismo, drogas, y guerras perpetuas a una plataforma de desarrollo para la región y todo el continente, recuperando su antiguo papel de la “tierra de las mil ciudades”, la encrucijada entre la civilización oriental y la occidental? 

El imperio británico, así como los dinosaurios, merecen nada menos que extinguirse. Tony Blair y otros voceros del imperio histéricos no pueden callar su rabia, como el Ozymandias de Shelly, por el hecho de que Estados Unidos no ha obedecido sus dictados, o como lo dijera Blair de manera tan reveladora, que el gobierno de Biden ha seguido la “imbécil consigna política sobre poner fin a las ‘guerras perpetuas’|”. Acabar con esas guerras, ciertamente, como teme Blair, significa el fin del imperio. Tal vez, los bombazos terroristas sangrientos de ISIS-K en Kabul, ayer, tenían como propósito que Biden no siguiera la fecha designada del 31 de agosto para el día final de la retirada de Afganistán, como el imperio británico y sus correveidiles en Estados Unidos han venido exigiendo. ¿Es acaso una coincidencia, o está el imperio británico todavía desplegando terroristas para alcanzar sus objetivos? 

Este es el momento de la verdad para la civilización. Estamos viendo hoy ante nosotros al concepto de Lyndon LaRouche de las “Cuatro Potencias” necesarias como fuerza mínima para acabar con el imperio. Las cuatro grandes culturas de Eurasia, China, Rusia, India, y Estados Unidos (como representante condensado de la cultura europea), podrían unirse en este momento preñado para hacer de Afganistán un modelo para poner fin a la desintegración de las naciones alrededor del mundo, que sufren de décadas o incluso siglos, de privaciones, pobreza y esclavitud colonial. A partir de esto, las mismas cuatro potencias pueden moldear un nuevo sistema financiero a semejanza del sistema de Bretton Woods, en compañía de las naciones agradecidas de todo el mundo que se unirían a las deliberaciones. De esta manera se puede sustituir el sistema monetarista fracasado con un sistema hamiltoniano de emisión de crédito para impulsar la recuperación de las economías colapsadas de occidente, impulsada por la exportación de bienes de capital que se necesitan en todas partes para sacar a todas las naciones de la pobreza, para convertirse en naciones industriales modernas. La Iniciativa de la Franja y la Ruta de China ha demostrado su eficacia de este enfoque. 

Esto no es meramente una cuestión moral que hay que hacer; sin esto, la desintegración y la guerra nuclear son prácticamente inevitables. En el pasado, la humanidad ha enfrentado momentos de peligro como este. En algunos de ellos, dejar de actuar llevó al descenso en una era de tinieblas y a la despoblación. En otras ocasiones, personas con visión y creatividad llevaron a la creación de un nuevo Renacimiento: Nicolás de Cusa en el siglo 15, en Europa; Zhu Xi en el siglo 12 en China; Harun al-Rashid en el siglo 8 del califato abasí; y la Era Dorada Gupta de los siglos 4 y 5. El Renacimiento Confuciano que se lleva a cabo hoy en China trae una gran esperanza de futuro, sin embargo en la edad del transporte supersónico y de la colonización del espacio, cualquier renacimiento verdadero debe ser realmente universal. Este ha sido precisamente el mensaje que por cinco décadas Lyndon y Helga LaRouche han venido dando a conocer, uno que podemos y tenemos que alcanzar —o como dice Helga Zepp-LaRouche a menudo, una era en que “todos podamos dejar atrás la edad de adolescencia inmadura, y entrar en una edad de adultez, en la que podamos concentrarnos en las metas comunes de la humanidad”.

 

La ‘Gran Bretaña global’ está en suspenso mientras los británicos enloquecen al ver salir a EEUU de Afganistán

 

 

Fuente:

Executive Intelligence Review: A Renaissance for Mankind, or a Descent into the Maelström.

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