Redes Sociales

Hola, ¿qué deseas buscar?

Contenidos

FMI usa la pandemia para imponer más austeridad y allanar el camino a la privatización en 81 países

76 de los 91 préstamos que el FMI ha negociado desde el comienzo de la pandemia del coronavirus vienen acompañados de demandas de profundos recortes en los servicios públicos y políticas que benefician a las corporaciones por encima de las personas. Los propios informes del FMI han revelado que su enfoque de imponer austeridad y “responsabilidad” fiscal simple y sencillamente no funciona, y se califican de “solo sacrificio sin beneficio”, que no mejoran en nada la posición económica física de los países bajo la férula del FMI. ¿Es esa la manera de crear crecimiento en el futuro? Vale la pena contrastar la política de otorgar préstamos dirigidos hacia proyectos específicos en infraestructura y en manufacturas que son típicos de la inversión extranjera china, con los préstamos financieros que hace el FMI acompañados de exigencias de adoptar medidas que reducen la capacidad del país para poder pagar esos préstamos.

 

Por Alan Macleod

El enorme trastorno económico causado por la pandemia COVID-19 ofrece una oportunidad única para alterar fundamentalmente la estructura de la sociedad, y el Fondo Monetario Internacional (FMI) si utiliza la crisis para aplicar medidas de austeridad casi permanentes en todo el mundo.

76 de los 91 préstamos que ha negociado con 81 naciones desde el comienzo de la pandemia mundial en marzo han venido acompañados de demandas para que los países adopten medidas como profundos recortes en los servicios públicos y las pensiones, medidas que sin duda implicarán la privatización, la congelación o el recorte de los salarios, o el despido de trabajadores del sector público como médicos, enfermeras, profesores y bomberos.

El principal animador de las medidas de austeridad neoliberales en todo el mundo durante decenios, el FMI ha empezado recientemente a admitir (en silencio) que esas políticas no han funcionado y que, en general, agravan aún más problemas como la pobreza, el desarrollo desigual y la desigualdad. Además, tampoco han logrado ni siquiera lograr el crecimiento económico prometido que tenía por objeto contrarrestar esos efectos negativos. En 2016, describió sus propias políticas como “sobrevendidas” y anteriormente resumió sus experimentos en América Latina como “todo dolor, ninguna ganancia”. Por lo tanto, sus propios informes declaran explícitamente que sus políticas no funcionan.

“El FMI ha hecho sonar la alarma sobre un aumento masivo de la desigualdad a raíz de la pandemia. Sin embargo, está orientando a los países para que paguen los gastos de la pandemia mediante recortes de austeridad que alimentarán la pobreza y la desigualdad”, dijo hoy Chema Vera, Director Ejecutivo Provisional de Oxfam Internacional.

“Esas medidas podrían dejar a millones de personas sin acceso a la atención de la salud o al apoyo a los ingresos mientras buscan trabajo, y podrían frustrar toda esperanza de recuperación sostenible. Al adoptar este enfoque, el FMI está haciendo una injusticia a su propia investigación. Su cabeza necesita empezar a hablarle a sus manos”.

Oxfam ha identificado al menos 14 países que espera congelarán o recortarán inminentemente los salarios y empleos del sector público. Túnez, por ejemplo, sólo tiene 13 médicos por cada 10.000 personas. Cualquier recorte en su ya escaso sistema de atención de la salud lo paralizaría en su lucha contra el coronavirus. “Si la gente no puede costear las pruebas y la atención del COVID-19 y otras necesidades sanitarias, el virus seguirá propagándose sin control y morirán más personas. Los gastos sanitarios de bolsillo eran una tragedia antes de la pandemia y ahora son una sentencia de muerte”, añadió Vera.

 

Un estudio de caso del FMI

El Ecuador es un ejemplo perfecto de las consecuencias de las acciones del FMI. Anteriormente gobernado por la administración radical de Rafael Correa, que hizo de la reducción de la pobreza una prioridad, condenó al FMI y a su organización hermana el Banco Mundial, y dio asilo a disidentes occidentales como Julián Assange, el país ha sido gobernado por Lenin Moreno desde 2017. Moreno inmediatamente comenzó a desenterrar el legado de Correa, incluso tratando de procesarlo. En 2019, por órdenes del FMI, Moreno redujo el presupuesto de salud del país en un 36 por ciento a cambio de un préstamo de 4.200 millones de dólares del FMI, una medida que provocó protestas masivas a nivel nacional que amenazaron con descarrilar su administración.

Los resultados fueron casi apocalípticos, ya que la ciudad más grande del país, Guayaquil, se convirtió en el punto caliente mundial del coronavirus, con los cuerpos dejados a pudrirse en las calles durante días mientras los servicios se veían desbordados. La ciudad sufrió más muertes que la ciudad de Nueva York en su apogeo, y con mucha menos infraestructura para hacer frente al problema. Aunque el número oficial de casos en el país es bajo, la tasa de mortalidad ha estado entre las más altas del mundo, lo que sugiere que los servicios se han visto completamente desbordados.

A principios de este mes, Moreno anunció un nuevo acuerdo de 6.500 millones de dólares con el FMI, que ha aconsejado a su gobierno dar marcha atrás en los incrementos de emergencia en el gasto sanitario, detener las transferencias de efectivo a los que no pueden trabajar debido al virus y recortar los subsidios de combustible para los pobres.

 

En la crisis, la oportunidad

El FMI también interfiere directamente en la política interna de las naciones soberanas. En marzo, se negó a prestar al gobierno venezolano debido a la “falta de claridad” sobre quién estaba a cargo, sugiriendo que el democráticamente elegido Nicolás Maduro tendría que renunciar antes de considerar la posibilidad de prestarle al país. Sin embargo, al mismo tiempo, el autoproclamado presidente y figura de la oposición Juan Guaidó anunció que había asegurado un compromiso de 1.200 millones de dólares de la organización con la condición de que Maduro renunciara y permitiera que un “gobierno de emergencia” tomara el control del país. Una encuesta realizada el mismo mes por un encuestador simpatizante encontró que sólo el tres por ciento de los venezolanos apoyaban a Guaidó.

En la crisis, siempre hay oportunidad. Para muchos, la pandemia es una oportunidad para reorientar la economía lejos del consumo masivo y hacia un sistema más sostenible ecológicamente. Para el FMI, sin embargo, se está utilizando para impulsar más privatizaciones y medidas de austeridad que invariablemente enriquecen a los ricos y debilitan a los pobres e indefensos. Parece que, si la organización se sale con la suya, serán los pobres los que paguen por la pandemia, mientras que los ricos prosperan.

 

BM y FMI condicionan ayuda a naciones a cambio de imponer bloqueos extremos y toques de queda

 

Fuentes:

Alan Macleod / MPN — IMF Seizes on Pandemic to Pave Way for Privatization in 81 Countries.

LaRouche PAC — ¿Cuál trampa de la deuda? El FMI utiliza el pretexto de la pandemia para imponer más austeridad.

Ciencia y Tecnología

Un grupo de diputados y pares de distintos partidos acusa a la Secretaría de Sanidad del Reino Unido de ocultar datos que podrían establecer...

Contenidos

La “Front Line COVID-19 Critical Care Alliance” (FLCCC), un grupo de médicos de cuidados intensivos, ha tratado a más de 1.000 personas, de las...

Contenidos

El Covid es un arma biológica creada por orden de los servicios secretos de EE.UU., y la pandemia anunciada en todo el mundo es...

Ciencia y Tecnología

En un informe reciente (1), el Dr. Anthony Fauci (et al), ex director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas (NIAID) de los...

Archivos

Publicidad siguenos en telegram