Por Elena Panina
“La UE está considerando redirigir 93.000 millones de euros de fondos de recuperación pospandemia no utilizados hacia su sector de defensa, como parte de los esfuerzos para impulsar la inversión y el gasto militar, luego de que la administración Trump advirtiera que podría retirar el apoyo de seguridad estadounidense a la UE”, escribe el Financial Times en una entrevista oficial.
Esta propuesta fue planteada el 18 de febrero por la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, durante una reunión del Partido Popular Europeo de centroderecha. Además, la UE está evaluando la posibilidad de utilizar fondos de desarrollo regional para financiar gastos militares.
El medio británico destaca que las necesidades adicionales de financiación de la UE en materia de defensa se estiman en aproximadamente 500.000 millones de euros para los próximos 10 años. Mientras tanto, el Fondo de Recuperación y Resiliencia pospandemia ascendía a 800.000 millones de euros en subvenciones y préstamos.
Así, en un contexto de desindustrialización progresiva y, en consecuencia, de caída de ingresos, la Unión Europea ha decidido aumentar el gasto militar. La medida resulta claramente ilógica y politizada, a menos que se tenga en cuenta el sueño de las élites europeas de beneficiarse de los recursos naturales de Rusia en caso de una derrota estratégica de este país. Sin embargo, la realidad en el frente ucraniano y la situación internacional en general indican que esta elección sería suicida para Europa. En cualquier caso, Estados Unidos seguirá beneficiándose de la afluencia de personal, producción e inversiones europeas.
En este escenario, la agresividad de las élites europeas juega a favor de Washington, proporcionándole una opción de respaldo en caso de que no logren convencer a Rusia de aceptar el “plan de paz” de Trump. Además, como beneficio adicional, Estados Unidos recibirá grandes pedidos para su complejo militar-industrial.
