Según estadísticas analizadas por científicos en un artículo publicado en Science Direct, la mayor parte de las muertes per cápita de COVID-19 se producen en ancianos con altas comorbilidades; las muertes por COVID-19 per cápita son insignificantes en los niños; los ensayos clínicos de estas inoculaciones fueron de muy corta duración; los ensayos clínicos no abordaron los efectos a largo plazo más relevantes para los niños; y las muertes notificadas en el VAERS tras la inoculación son elevadas (a muy corto plazo).
Resumen del artículo
Este artículo examina cuestiones relacionadas con las inoculaciones de COVID-19 para niños. La mayor parte de las muertes oficiales atribuidas a la COVID-19 per cápita se producen en personas mayores con altas comorbilidades, y las muertes atribuidas a la COVID-19 per cápita son insignificantes en los niños. El grueso de las muertes normalizadas tras la inoculación también se produce en los ancianos con altas comorbilidades, mientras que las muertes normalizadas tras la inoculación son pequeñas, pero no insignificantes, en los niños. Los ensayos clínicos de estas inoculaciones fueron de muy corta duración (unos pocos meses), tenían muestras no representativas de la población total y, en el caso de los adolescentes/niños, tenían un escaso poder predictivo debido a su pequeño tamaño. Además, los ensayos clínicos no abordaron los cambios en los biomarcadores que podrían servir como indicadores de alerta temprana de una elevada predisposición a enfermedades graves. Y lo que es más importante, los ensayos clínicos no abordaron los efectos a largo plazo que, en caso de ser graves, serían soportados por los niños/adolescentes durante décadas.
Un novedoso análisis coste-beneficio en el mejor de los casos mostró, de forma muy conservadora, que hay cinco veces más muertes atribuibles a cada inoculación que las atribuibles a COVID-19 en el grupo demográfico más vulnerable de más de 65 años. El riesgo de muerte por COVID-19 disminuye drásticamente a medida que disminuye la edad, y los efectos a largo plazo de las inoculaciones en los grupos de edad más bajos aumentarán su relación riesgo-beneficio, quizás de forma sustancial.
Ver artículo completo en Science Direct.
Fuente:
Ronald N. Kostoff, et.al.: Why are we vaccinating children against COVID-19?; Toxicology Reports, Volume 8, 2021; Pages 1665-1684; ISSN 2214-7500; https://doi.org/10.1016/j.toxrep.2021.08.010.