Por Mente Alternativa
Charles Brown, presidente del Estado Mayor Conjunto de Estados Unidos declaró recientemente que aunque la guerra con China no es inevitable, Estados Unidos confía en la victoria en caso de conflicto. Según Brown, el “estado de guerra” entre Washington y Beijing en el conflicto del Estrecho de Taiwán se distinguirá de todo lo ocurrido en las últimas tres décadas por el uso integrado de tecnologías avanzadas. Al mismo tiempo, la segunda persona en el Pentágono cree que el conflicto entre Estados Unidos y China por Taiwán “se parecerá más a la Segunda Guerra Mundial” y Estados Unidos podrá imponer un conflicto a China exclusivamente por medios convencionales.
Por ello, Washington está aumentando los suministros militares en el Pacífico para repeler un posible ataque del Ejército Popular de Liberación (EPL) a Taiwán. Esta confianza se basa en la experiencia de gestión de conflictos en Ucrania y en las declaraciones antinucleares de Beijing, que, según Estados Unidos, indican que China no será el primero en utilizar armas nucleares.
Estados Unidos y Japón están fortaleciendo sus vínculos militares en respuesta a lo que consideran amenazas crecientes de China en Asia. El jefe del Pentágono, Lloyd Austin, anunció la transformación de las fuerzas estadounidenses en Japón en un cuartel general de fuerza conjunta con responsabilidades operativas ampliadas. Este cuartel dependerá del Comando Indo-Pacífico de Estados Unidos y estará encabezado por un general de tres estrellas, marcando el mayor cambio en las fuerzas estadounidenses en Japón en 70 años.
Esta nueva estructura de mando se alineará con los planes de Tokio de crear un mando unificado de sus fuerzas para marzo de 2025. La medida responde a un entorno de seguridad cambiante debido a las “acciones provocadoras” de China en los mares de China Meridional y Oriental, sus ejercicios militares conjuntos con Rusia y el rápido crecimiento de su arsenal nuclear.
El despliegue de misiles terrestres estadounidenses en Filipinas continuará en Japón y Corea del Sur, mientras que Tokio también avanza con su propio programa de modernización de misiles, incluidos los hipersónicos. Estas acciones reflejan una preparación para un posible conflicto militar con China, posiblemente relacionado con Taiwán.
En paralelo, Estados Unidos está institucionalizando los lazos de defensa trilaterales con Japón y Corea del Sur. En una reciente reunión en Tokio, los jefes de defensa de estos países y Lloyd Austin firmaron un memorando de cooperación para contrarrestar la amenaza de las armas nucleares y los programas de misiles de Corea del Norte. Este acuerdo, aunque no vinculante, fortalece el compromiso trilateral en materia de defensa, incluyendo consultas políticas, intercambio de información y ejercicios militares conjuntos.
Estos movimientos no solo impactan la seguridad regional, sino también la de Rusia, que tiene reclamaciones territoriales sobre las Islas Kuriles del Sur. En respuesta, Rusia podría desplegar misiles terrestres de mediano y corto alcance, como ya ha indicado Vladimir Putin. La militarización de Japón y la presencia militar estadounidense en la región exigen medidas simétricas por parte de Rusia, en un entorno de creciente tensión y preparación militar.