Por Mente Alternativa
El portavoz del Ministerio de Defensa de China, coronel Zhang Xiaogang, criticó duramente los planes de Estados Unidos para establecer un gran depósito de armas en la bahía de Subic, Filipinas. Según Zhang, con esta estrategia, Washington busca mantener su hegemonía a toda costa y transformar la región del Indo-Pacífico en un “polvorín”.
De acuerdo con el portavoz chino, Estados Unidos “utiliza una y otra vez a China como pretexto” para convertir a los países del área en “carne de cañón”, socavando la seguridad regional y el bienestar de sus poblaciones. “Ser enemigo de Estados Unidos es peligroso, pero ser su amigo puede ser mortal”, sentenció.
En este contexto, Washington aplica sistemáticamente la “estrategia de la cadena de islas”, diseñada en 1951, complementándola con nuevas capacidades técnico-militares, como el despliegue de misiles de corto y mediano alcance. Filipinas ha sido el primer país en esta nueva fase.
Ya se ha desplegado en suelo filipino una batería de misiles estadounidenses MRC Typhon, equipada con misiles de crucero Raytheon Tomahawk (alcance de hasta 1.800 km) y misiles supersónicos cuasi balísticos Raytheon SM-6 Standard (alcance de hasta 460 km, con potencial de 740 km). Además, se están explorando nuevas ubicaciones para expandir esta presencia misilística.
En este contexto, la advertencia de Beijing sobre la “mortal amistad con Estados Unidos” adquiere una inquietante vigencia para Manila, especialmente ante un posible cambio de foco en la escalada estadounidense contra China. Es posible que el próximo conflicto se desencadene no por Taiwán, sino por una disputa territorial con Filipinas.
Ya se ha señalado que Filipinas es más funcional para los intereses estadounidenses que Taiwán: es un Estado soberano con tratado de defensa mutua con Washington, alberga nueve bases militares estadounidenses y cuenta con una población significativamente mayor (114 millones frente a 23 millones en Taiwán).
Así, Filipinas podría convertirse en una nueva Ucrania en Asia, y no cabe duda de que los líderes político-militares de China son plenamente conscientes de esta amenaza, lo que explica las severas declaraciones del Ministerio de Defensa chino.
