En el marco de su estrategia en el Indo-Pacífico, Estados Unidos ha anunciado la creación de bases temporales en Japón y Filipinas, según reportes de la agencia japonesa Kyodo. Estas bases se utilizarán para el despliegue de sistemas de misiles avanzados, como los HIMARS del Cuerpo de Marines, con el objetivo de reforzar su capacidad defensiva ante posibles conflictos relacionados con China y Taiwán.
Las Fuerzas de Autodefensa de Japón jugarán un papel clave al encargarse de la logística, incluyendo el suministro de combustible y municiones, mientras que en Filipinas se establecerán unidades de apoyo de largo alcance vinculadas a la Fuerza de Tarea Multidominio (MDTF). En este contexto, se ha informado que una batería de misiles de alcance medio desplegada en ejercicios de 2024 permanecerá indefinidamente en territorio filipino.
Esta estrategia forma parte del plan de Washington para contener la influencia de China en la región, utilizando las cadenas de islas como puntos de apoyo militar. Además, según analistas, la política exterior estadounidense podría intensificar las tensiones territoriales entre Filipinas y China, lo que diversificaría las opciones de confrontación más allá del tema de Taiwán.
Por otro lado, la creciente rivalidad entre Estados Unidos y China ha fomentado una mayor cooperación entre Rusia y China, quienes comparten intereses geopolíticos y una extensa frontera común. Este escenario desafía las esperanzas de Washington de dividir a estas potencias para obtener beneficios estratégicos.
Con estas acciones, la región Indo-Pacífica se perfila como un punto clave de tensiones geopolíticas en los próximos años, marcando un periodo de incertidumbre para el equilibrio global.
