El jefe del Programa Mundial de Alimentos de la ONU ya advirtió repetidamente que pronto nos enfrentaríamos a “hambrunas de proporciones bíblicas”, y sus predicciones están empezando a hacerse realidad. Ya se han dado disturbios por alimentos en algunas partes de África, ciertas partes de Asia estén sufriendo en este momento, y Bloomberg acaba de publicar un artículo sobre la “crisis de hambre” que ya ha estallado en América Latina.
Según Bloomberg, “el resurgimiento de la pobreza está provocando una viciosa ola de hambre en una región que se suponía que había erradicado en su mayor parte ese tipo de malnutrición hace décadas”. Se nos dice que la escasez de alimentos se está agudizando desde la Ciudad de México hasta el extremo meridional de América del Sur, y que los más pobres son los más afectados.
Por el momento los Estados Unidos están en mucho mejor forma. Pero ha habido una seria escasez de ciertos artículos a lo largo de la pandemia, y muchas tiendas de comestibles han tenido dificultades para mantener sus estantes llenos. Sin embargo, ahora se advierte que las tiendas de comestibles de todo el país están tratando de almacenar mercancías en un intento de “evitar la escasez durante una segunda ola de coronavirus.”
En algunos lugares del mundo, el peor de los escenarios de crisis humanitaria (que incluye además de la guerra, la cuarentena por pandemia, y las migraciones) está llevando a un nivel de inflación intolerable en los precios de los alimentos, que genera condiciones de hambruna. Aunque todo el continente africano podría considerarse “agobiado”, los peores casos están en lugares devastados por las guerras y las inundaciones como en Sudan del Sur y en Etiopía en el Este, en Burkina Faso y al oeste en el norte de Nigeria, en la República Democrática del Congo y en Zambia en el sur. A esta lista hay que agregar además dos más, que no están en África: Yemen y cruzando el océano, Haití.
El 5 de septiembre, el secretario general de la Organización de Naciones Unidas (ONU), Antonio Guterres, hizo una advertencia pública sobre “la amenaza de la hambruna” y se refirió en particular a la República Democrática del Congo, a Yemen, el noroeste de Nigeria, y el Sur de Sudán. “Hay que actuar ya”, le dijo a la AP, según la reseña detallada que publicó CGTN de China. “La situación varía de país a país, pero se está asesinando, hiriendo y desplazando a civiles, se está destruyendo su modo de sustento; y se obstaculizado la disponibilidad o el acceso a los alimentos, en medio de una vulnerabilidad cada vez mayor”, dijo Guterres. “Al mismo tiempo, las operaciones humanitarias son atacadas, retrasadas o son obstaculizadas, a la hora de hacer el envío de ayuda que es de vida o muerte”. Ya en junio, el Programa Mundial de Alimentos (PMA) sonó la voz de alarma y dijo que el 2020, en términos de la cantidad de personas con necesidad de ayuda, sería el mayor que nunca hayamos visto.
A esas millones de personas que están directamente amenazadas, se tiene que agregar otro factor: los precios inflados. En un artículo del 17 de septiembre que fue publicado por el grupo de noticias digital Vice trajo a colación este punto: Alrededor de un 80% de la comida de África es “nacional”, de manera que el encierro por la pandemia afectó tanto a productores, como a los distribuidores y los consumidores por igual. “Mucho antes de que golpeara la COVID-19, más de la mitad del África subsahariana tenía problemas para conseguir una dieta saludable. Pero desde el inicio de la pandemia ha habido un aumento en la inseguridad alimentaria en todo el continente, en un 135% en África occidental y África central, y un 90% en el sur de África”. Y no se trata solo de los alimentos de proteína animal “exóticos”. Incluso, en los granos más básicos, el sorgo, la oferta está baja. Según Vice, “en julio, los precios del sorgo sobrepasaron el promedio de 5 años, en Sudán de 150% a 250%; en Sudán del sur de 50% a 240%; en Addis Abeba, Etiopía a 85%; y en el suroeste de Somalia de 20% a 55%”. El precio de de la cesta de productos alimentarios total ha subido en 15% en muchos países.
Como sucede con el maíz en Estados Unidos, el sorgo en África es también un alimento básico para el ganado.
La situación de hoy se debería comparar con la del período de 2008 a 2010, en lo meses alrededor del colapso de los mercados en el 2008 que resultó en una Gran Recesión. En ese entonces, se disparó el precio de los alimentos a nivel mundial, después rápidamente bajaron por un tiempo, para dispararse de nuevo en el 2010. Los principales factores causales de esto fueron la especulación que contribuyó al colapso financiero (las reservas de alimentos se redujeron al mínimo) y la embestida ecologista con la necedad de utilizar alimentos como combustible, los programas de conversión de biocombustibles, que son los factores subyacentes de la crisis de hoy también.
Después de la cuarentena, una crisis global de hambre (y la madre de todas las crisis de migrantes)
Fuentes:
Bloomberg — No meat, no milk, no bread: Hunger crisis rocks Latin America.
LaRouche PAC — Escasez de alimentos a nivel mundial: la inflación en los precios precede a la hambruna.
End of the American Dream — Global Food Shortages Are Becoming Very Real, And U.S. Grocery Store Chains Are Preparing For Worst Case Scenarios.