Por Manuel S. Espinoza Jarquín
Mientras centramos nuestra atención en el conflicto militar entre la Federación Rusa y Ucrania y los medios de información occidental a diario declaran y juran la inminente derrota del presidente Vladimir Putin, como si él fuese el señor de la guerra, la economía global presenta un cuadro nada fácil de entender para la gran mayoría del planeta. Y entre más se entiende mayores son las preocupaciones, que se ciernen para la humanidad.
Es que Ucrania, apenas es un peón dentro de un plan de continuación del dominio a nivel global del PODER PROFUNDO FINANCIERO ANGLOSAJÓN, que se resiste a ceder su poder hegemónico construido por siglos en contra de la humanidad. Rusia por el contrario junto con China, están empeñados en destruir dicho poder especulativo. Estas potencias, entienden que ahora es el tiempo mejor para ellos para procurar la transformación del orden mundial.
Ambos países al igual, que los EE. UU saben, que Ucrania y en general Europa son los que deberán sacrificarse por la supervivencia del ANGLOGOBALISMO FINANCIERO. De ahí, que toda una lucha encarnizada civilizatoria está tras bastidores y que esta continua en su etapa de prolongación y que puede definirse en estos próximos años de la peor manera.
No se trata ahora de la destrucción o superación del modelo económico e ideológico global imperante. Se trata, bajo qué orden de distribución de poder el planeta entero vivirá a partir del 24 de febrero del corriente, cuando Rusia decidió emprender una campaña político, económico y militar contra la hegemonía y supremacía occidental, que empobrece, extermina y esclaviza a la raza humana.
Para Rusia se trata de sobrevivir de nuevo los planes programados desde hace siglo por occidente de saqueo de su inmenso territorio y sus recursos. De ser derrotada esta vez Rusia, podría desaparecer como Estado y Civilización. De ahí que la situación se está caldeado hasta el punto de ebullición necesaria, para que la estructura sistémica global se modifique a los intereses de todos los jugadores de mayor poderío global o para ninguno.
Y no es ni ganas de asustar o paranoia. Simplemente es el cumplimiento progresivo de los planes globales de estos jugadores geopolíticos y el tiempo choque de intereses entre estos. Para unos un tiempo que se adelantó, para otros un tiempo, que hace décadas debía de haberse vivido, solo, que el liderazgo soviético de los 80 rechazó como opción única.
Mucho antes del inicio de la OEM rusa en Ucrania, se anunció, que en determinado momento en un choque entre Rusia y la OTAN, el uso del armamento nuclear podría convertirse en una realidad. Y es esta a formación, la que venimos oyendo en las últimas semanas. De no construirse un nuevo sistema de seguridad colectiva europeo, la humanidad entera peligra.
El liderazgo de cada potencia jugará un papel importantísimo en este enfrentamiento. Por eso desde ya se acusa al presidente ruso de ser como Hitler por tener ambiciones de territorios perdidos tras el derrumbe de la URSS. Sin embargo, toda esa parafernalia mediática global occidental, queda distante al comparar la expansión de la OTAN hasta las fronteras de Rusia.
Rusia en el rostro de Vladimir Putin, simplemente está actuando como debió hacerlo el triste celebre Gorbachev en su momento. Me refiero al posible y decidido uso del arma nuclear en función de disuadir todo tipo de intento de destrucción de la URSS. Este por el contrario tomó un curso de autoengaño y enamoramiento pro occidental, que inevitablemente lo llevó a la destrucción y al mismo punto y nivel de enfrentamiento con los EE.UU y la OTAN actualmente.
Hoy día el arma nuclear, es un tema no superado y aún más peligroso al haber sido abandonados los acuerdos de limitación del armamento nuclear por la administración Trump. Hoy es el debate y las amenazas del uso de arma nuclear en la agudización del conflicto actual está en boga. Y no es para menos, porque el conflicto real no solo es entre Rusia y Ucrania sino entre Rusia y los EE.UU y la OTAN.
Aunque se está claro, que una guerra nuclear es un juego de suma cero, como probabilidad de su inicio con armamento táctico nuclear no se descarta. El nivel de empleo del armamento nuclear rusa inunda en los escenarios construidos por el pentágono y la OTAN. De igual manera Rusia está más que clara, que para estos el blanco mayor de ataque masivo nuclear siempre ha sido ella.
Una de las causas impulsadoras del verdadero conflicto entre los EE. UU y Rusia pasa por la competición en la comercialización del petróleo y el gas como arma de dominio y desarrollo económico. Alrededor de este tema se ciernan los planes más claros y más agresivos del enfrentamiento de los EE.UU contra más de una veintena de países productores de gas y petróleo en función de su dominio global.
Si bien es cierto, los EE.UU desde inicio del siglo pasado ha buscado la independencia energética como un factor de desarrollo industrial y económico, que le garantice la suficiente seguridad internacional, es hasta en la última década que ha logrado convertirse en el mayor productor y exportador de petróleo y gas a nivel mundial.
Alarmados por el grado de creciente rechazo a la política USA de saqueo, control y monopolio por décadas de los recursos estratégicos de los países árabes y las guerras sin fin que los EE.UU han realizado en todo el Medio Oriente con el único afán de mantenerlos incapacitados de unirse y defender sus recursos de la expoliación norteamericana, los yankees han tenido que crear sus propias capacidades energéticas.
Bajo la clara estrategia de destrucción por poseer petróleo o gas han estado países como Irán, Iraq, Libia, Siria y Venezuela, a los que sus capacidades productivas, inclusive internas y de comercialización han sido en su momento casi llevados al colapso total. Es que la estrategia actual es no tener competidores en el comercio de estos productos energéticos estratégicos plano global. No hay más excusas.
Otro rival al que se debe de destruir por la incapacidad de poder comercializar gas y petróleo es Rusia. Ya lo hicieron con la URSS, al lograr en su momento una alianza con Arabia Saudita bajar los precios del petróleo, que golpeó las arcas del estado soviético hasta llevarlos a modificar su estrategia en el plano internacional y a su inevitable implosión.
Pero aun así con la desaparición de la URSS, Rusia logró encontrar serias alternativas hasta para generar dependencia energética en Europa y Asia, alrededor del carbón, as, petróleo e inclusive en los EE.UU. Los diferentes sistemas y redes de gaseoductos forman parte de la estrategia rusa, por la adquisición de divisas y tecnología y mejores relaciones internacionales, que la aíslen según los planes occidentales.
Por eso uno de los intereses en Ucrania, es que sustituyera está a Rusia en su capacidad de exportador principal de petróleo, gas, hierro, acero y otros tipos de metales precios, así como de cereales, obligando cada día mas a la Federación Rusa a cumplir el mandato occidental a sus acciones de coerción y chantaje económico. Lo anterior incluye, pagar por el petróleo y gas ruso en dólares norteamericanos o euros, al precio, que el sistema especulativo de la “bolsa” establezcan para los productos rusos.
Pero también esta estrategia se les ha salido fuera de sus manos al iniciarse una nueva etapa de la OEM rusa en Ucrania y destruirle sus capacidades energéticas, movilización de transporte ferroviario y otras infraestructuras de guerra, que le faciliten cualquier esperanza a occidente de cobrarle a Ucrania la asistencia militar, que hoy día le proporciona el capital occidental.
Los europeos al igual que, Brasil, México, Corea del Sur y Japón, tendrán que seguir pagando más caro el gas norteamericano hasta en un 40% más caro, que el petróleo ruso en función de mantener un volumen de exportación a su favor en sus relaciones comerciales con los EE.UU. y Es que ahí se oculta una de las mayores estrategias de los EE.UU para evitar que el dólar sucumba.
Se trata de la movilización y circulación gigantesca del dólar por todo el planeta sobre la base de un impagable endeudamiento global y la comercialización del petróleo y gas, como respaldo al dólar. Un endeudamiento que ni ellos mismos, los EE.UU están en capacidad de pagar a lo interno.
Por eso Ucrania solo es un lugar donde la decisión por la transformación del orden unipolar en uno multipolar se puede observar. Desde ahí Rusia y China, los EE.UU y la OTAN procuran la destrucción de unos y otros. Desde Ucrania se puede entender, que el verdadero campo de batalla es la economía global. Por eso el tiempo y la forma en que Rusia dirige la OEM a partir del 2 de febrero de este año.
Por eso Rusia no ha querido destruir por completo y ganarle la guerra aun a Ucrania pues sus objetivos estratégicos son mayores como el poder militar, económico-financiero global de los EE.UU y la OTAN. Y todo parece, que el recurso final por muy descabellado que parezca sigue siendo el armamento nuclear.
Fuente:
Manuel S. Espinoza Jarquín: Entre la guerra nuclear y la geopolítica del gas y el petróleo.