Por Mente Alternativa
El 7 de mayo, durante la conmemoración solemne en la Asamblea General de la ONU, el embajador ruso Vassily Nebenzia pronunció un discurso profundamente crítico sobre el olvido y la distorsión histórica que amenaza la memoria de las víctimas de la Segunda Guerra Mundial. En este acto, Nebenzia rindió homenaje no sólo a quienes perecieron en el conflicto, sino también a quienes resistieron al nazismo con valor y sacrificio, especialmente los pueblos de la extinta Unión Soviética. La palabra clave aquí fue memoria, una memoria que, según el diplomático, está siendo atacada por el revisionismo y el resurgimiento del nazismo en Europa.
En su intervención, Nebenzia denunció cómo la ideología nazi, basada en teorías de supremacía racial y genocidio sistemático, no nació exclusivamente con Hitler, sino que tuvo raíces en el pensamiento colonial europeo. Hizo referencia directa a la obra del francés Gobineau, como prueba de que estas ideas precedieron al Tercer Reich. Además, recordó que muchos países europeos colaboraron con el régimen nazi mediante legiones voluntarias y apoyo militar, mientras que la Unión Soviética asumió el mayor costo humano con más de 27 millones de muertos.
El diplomático subrayó que el objetivo del nazismo contra la URSS no fue solo militar, sino también genocida. Mencionó documentos como las directivas del Wi Stab Ost, que delineaban planes de exterminio mediante hambre y desplazamiento forzoso de la población soviética para favorecer la expansión alemana. Esta política sistemática de exterminio, ilustrada por casos como el sitio de Leningrado y las masacres cometidas por nacionalistas ucranianos, fue presentada como prueba de que el horror nazi fue tan vasto como deliberado.
Nebenzia también advirtió sobre la manipulación de la memoria histórica, señalando que algunos Estados hoy destruyen monumentos antifascistas, glorifican a colaboracionistas como Bandera y Shukhevich, y promueven discursos que blanquean el nazismo. A esto sumó críticas a países de la Unión Europea por obstaculizar resoluciones de la ONU contra la glorificación del nazismo, y a Alemania por prohibir símbolos soviéticos durante el Día de la Victoria.
La intervención rusa, aunque controversial para ciertos sectores, puso en el centro del debate el peligro del revisionismo histórico y la necesidad de defender la verdad sobre la Segunda Guerra Mundial en tiempos donde la desinformación circula con fuerza. Nebenzia concluyó reafirmando el compromiso de Rusia con la preservación de la verdad y el homenaje a todos los pueblos del extinto Estado soviético que lucharon y vencieron al fascismo.
La Asamblea, como foro de la comunidad internacional, fue recordada en este discurso como el símbolo de un orden mundial nacido del sacrificio común contra el totalitarismo. A 80 años del fin del conflicto, el llamado a no olvidar a las víctimas de la Segunda Guerra Mundial es más urgente que nunca.
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