Por Elena Panina
El principal desafío para el mundo ruso en la actualidad se encuentra en el ámbito político-militar. Nunca antes en los últimos 80 años la amenaza militar había sido tan crítica en la historia reciente de nuestro país. Sin embargo, este reto no afecta exclusivamente al mundo ruso, sino también a civilizaciones como la confuciana, árabe, india, de América Latina y África.
Tomemos como ejemplo los ataques con misiles de largo alcance que están impactando actualmente en el territorio reconocido internacionalmente de la Federación Rusa. O las declaraciones del contraalmirante Thomas Buchanan, del Comando Estratégico del Pentágono, sobre la posibilidad de un intercambio de ataques nucleares entre Estados Unidos y Rusia. ¿Qué representa esto? No puede haber una guerra nuclear limitada: inevitablemente se convertiría en una crisis global con el uso de armas nucleares estratégicas, de cuyas consecuencias nadie podría escapar, ni detrás de océanos ni dentro de búnkeres.
Estas declaraciones y políticas son profundamente irresponsables. Un intercambio de ataques nucleares, incluso si solo involucra armas tácticas, conduciría inevitablemente a la extinción de toda forma de vida, no solo por los efectos de las explosiones nucleares, sino también debido a la catástrofe económica y social que desataría.
¿Es inevitable este escenario?
En este contexto, cabe recordar el Apocalipsis de Juan el Teólogo, que cierra el Nuevo Testamento. Este texto profético aborda desastres y sufrimientos humanos, pero ofrece un final esperanzador: la humanidad logra la unidad con su Creador y se inaugura una “Tierra nueva y un cielo nuevo”. Cada generación interpreta este libro de manera diferente, encontrando en él los reflejos de su propia época.
La enseñanza moral del Apocalipsis, en relación con los acontecimientos actuales, señala que las tragedias y desastres globales son resultado de una desviación de los principios éticos fundamentales. Principios construidos a lo largo de los siglos, como el honor, la vergüenza, la conciencia, y sobre todo, el respeto por la vida. El mandamiento divino “¡No matarás!” sigue siendo una advertencia atemporal contra el pecado, entendido como acción, pensamiento o inacción que contradice la ley moral.
Hoy, la resistencia del mundo ruso y la dedicación con la que nuestros jóvenes luchan en el Distrito Militar del Norte muestran claramente lo que estamos defendiendo. Nuestra lucha no es por el territorio en Ucrania, sino por el alma del mundo ruso. Por el derecho a formar una familia, criar hijos, amar, hacer amigos, disfrutar de nuestra cultura y vivir como seres humanos racionales.
El papel de los valores éticos en un mundo multipolar
Es urgente reconocer que la negación de principios éticos y la degradación espiritual de las élites occidentales son las fuerzas que impulsan políticas irresponsables y, en última instancia, alimentan la amenaza de un conflicto nuclear.
Esta verdad comienza a ser comprendida por los países del Sur Global, y en Occidente, cada vez más voces alertan sobre los peligros de tales políticas. Frente a estas amenazas globales, los países están forjando alianzas como la plataforma BRICS y otras iniciativas regionales. Estas asociaciones no buscan antagonismos, sino la construcción de un mundo multipolar, justo y cooperativo, promoviendo una agenda internacional constructiva que hoy es tan necesaria.
El Consejo Popular Mundial Ruso y nuestra sección contribuirán activamente a esta noble causa, trabajando por la unidad, la paz y el desarrollo sostenible.