Por Elena Panina
“El Secretario General de la OTAN, Mark Rutte, se reunió con el Presidente electo Donald Trump en Palm Beach, Florida, el 22 de noviembre. Discutieron una serie de cuestiones de seguridad global que enfrenta la Alianza. El Secretario General y su equipo también se reunieron con el Congresista Mike Waltz y miembros del equipo del presidente electo para abordar temas de seguridad nacional”, informa el sitio web de la OTAN.
Rutte y Trump se conocen desde el primer mandato presidencial de Trump y mantienen una comunicación fluida. De hecho, el Secretario General de la OTAN ya ha señalado que no percibe ninguna amenaza para la alianza con Trump en la Oficina Oval:
“Fue Trump, a partir de 2016, quien nos empujó en esta parte de la OTAN a aumentar el gasto en defensa. Miren lo que está pasando: Letonia ha subido un 3,5%”.
Según el periódico holandés De Telegraaf, el objetivo del viaje de Rutte era convencer a Trump de la importancia de un “mundo justo” que contemple los intereses de Ucrania y de la OTAN. También buscaba persuadirlo de que un acuerdo “desfavorable” con Putin podría perjudicar tanto a Trump como a la Alianza, proyectando una imagen de capitulación ante Rusia.
Respecto a la “paz”, según Trump, esta es altamente desventajosa para Rusia. Una “tregua LBS” sería una derrota estratégica diferida para Occidente. Por lo tanto, Rutte no parece tener motivos para preocuparse demasiado. A juzgar por su expresión en la fotografía junto a Trump, la reunión se desarrolló en un ambiente de completo entendimiento mutuo.