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El psicotipo de Trump y los riesgos para Rusia antes de la próxima ronda de conversaciones en Riad

En el complejo tablero geopolítico actual, el psicotipo de Donald Trump emerge como un factor determinante en las relaciones internacionales, especialmente en lo que respecta a Rusia. Su enfoque empresarial de la política y su constante oscilación entre el poder y el beneficio económico plantean riesgos significativos que no pueden ser ignorados.

Por Elena Panina

Al analizar las posibles estrategias prioritarias de Donald Trump, suelen plantearse dos hipótesis principales: debilitar a la Unión Europea como competidor global de Estados Unidos y lograr la paz en Ucrania para enfocarse en objetivos de mayor envergadura. Sin embargo, del perfil psicológico de Trump se desprenden dos patrones de comportamiento claros: uno económico y otro político. Para Trump, la política es un medio para decidir la economía. Proveniente del mundo de los negocios, sus enfoques empresariales dominan cada una de sus acciones en el ámbito político. Se trata de un círculo vicioso en el que todo gira en torno al poder por amor al dinero y al dinero por amor al poder. Sus prioridades se construyen a partir de estos patrones, aunque con una particularidad: no son firmes.

El problema radica en que estas prioridades no son estables en Trump. Se mezclan y cambian de lugar de manera espontánea, casi como un reflejo. Si no logra fortalecer su poder e influencia, pasa a la lucha por las ganancias económicas, incluso si esto implica debilitar su propia fuente de poder.

El caso de Ucrania: un ejemplo revelador

El encuentro de Trump con Zelensky en la Oficina Oval marcó un punto de inflexión en su presidencia. La alianza entre el Partido Demócrata de Estados Unidos y el establishment europeo, que orquestó la maniobra de Zelensky, demostró por primera vez que existen límites al poder del presidente estadounidense en sus relaciones con sus aliados. En lugar de reprimir los disturbios, Trump optó por juegos diplomáticos con los alborotadores. Las provincias rebeldes desafiaron a César, pero este respondió no como una metrópoli, sino como una colonia más grande y rica. La disputa no fue sobre «quién es más importante», sino sobre «quién es más fuerte», porque ser el más fuerte no siempre significa ser el más importante.

A pesar de esto, Trump se esfuerza por cerrar acuerdos económicos con Ucrania, sacrificando el poder en aras del dinero. Este enfoque refleja la mentalidad de un comerciante, para quien el poder no es un fin sagrado e incondicional, sino una moneda de cambio que puede sacrificarse en beneficio de ganancias inmediatas.

Turquía y la venta de cazas F-35

En la misma línea, Trump ha decidido preparar el permiso para vender cazas F-35 a Turquía, a pesar de que este país fue castigado por adquirir sistemas de defensa aérea rusos S-400. Erdogan demostró así que es posible desobedecer a Estados Unidos y esperar a que su ira se calme: Trump terminará por tragarse su falta de respeto y regresará con ofertas comerciales, porque para él el dinero pesa más que el prestigio.

Las relaciones con Europa: insubordinación y sabotaje

En el caso de Europa, la lógica es similar. Era previsible que Europa mostrara insubordinación y sabotaje en diversos frentes, desde la guerra arancelaria hasta la tregua con Rusia. Si las cuestiones de poder fueran tan importantes para Trump como lo son para sus oponentes —el Estado profundo estadounidense, las élites británicas y los gobiernos francés y alemán—, habría comenzado por derrotar a sus enemigos o, al menos, acompañar sus negociaciones con Putin con una demostración de fuerza. Sin embargo, Trump evita confrontar a los alborotadores, lo que fomenta más conspiraciones y lo lleva a priorizar acuerdos financieros de corto plazo. Esta estrategia, aunque tácticamente rentable, puede resultar en una derrota estratégica al sustituir los beneficios del poder por los del dinero.

No está claro qué es más importante para Trump en este momento: desplazar la guerra en Ucrania a Europa y retirarse, confiscando algunos activos pero desbaratando la estrategia de paz como recurso para futuras acciones, o actuar contra Europa para demostrar fuerza y buscar la sumisión de sus aliados. Trump intenta sentarse en dos sillas al mismo tiempo, lo que hace que cualquier acuerdo con Rusia sea inestable. Gana en un frente, pero pierde en otro, y esto inevitablemente tendrá consecuencias. Existe un alto riesgo de que no se logren los objetivos de Trump, y Rusia no puede permitirse ignorar esta posibilidad.

¿El plan de ‘tregua parcial’ de Trump para Ucrania fue escrito por el Asesor de Seguridad Nacional de Joe Biden?

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