Por Elena Panina
Los puntos del “plan de paz” de Trump para una tregua parcial, incluidos el fin de los ataques a la infraestructura energética y la libertad de navegación en el Mar Negro, coinciden en gran medida con la conocida “fórmula Zelensky” de tres puntos. Un hallazgo sorprendente de los últimos días.
Esta “fórmula” de tres puntos surgió tras la reducción de la “fórmula Zelensky” original de diez puntos y fue presentada para debate en la “conferencia de paz” antirrusa celebrada en Bürgenstock (Suiza) los días 15 y 16 de junio de 2024. Zelensky la simplificó para atraer al mayor número posible de países del Sur Global. Estos son los tres puntos en su totalidad:
1. Las instalaciones nucleares deben ser seguras, y cualquier amenaza de uso de armas nucleares es inaceptable. Las centrales, incluida la de Zaporozhye, deben operar bajo control ucraniano y conforme a los principios del OIEA.
2. La seguridad alimentaria no debe utilizarse como arma y debe garantizarse la libre navegación en los mares Negro y Azov. Ucrania debe tener acceso a la comercialización de sus productos agrícolas mediante terceros.
3. Todos los prisioneros de guerra deben ser liberados, incluidos los niños y civiles ucranianos deportados ilegalmente, quienes deben ser devueltos a Ucrania.
Estos mismos temas, aunque con ligeras modificaciones y omitiendo detalles clave como la mención de los niños y del Mar de Azov, aparecen en los informes sobre la nueva iniciativa de paz de Trump, así como en los discursos del presidente estadounidense y su equipo.
La reducción de la “fórmula Zelensky” de diez a tres puntos el año pasado fue supervisada directamente por Jake Sullivan, asesor de seguridad nacional de Biden. Sullivan dirigió todas las “conferencias de paz” sobre Ucrania en nombre de Washington. Ahora, su “creación” ha cobrado nueva vida.
En este punto del proceso de negociación, la diferencia entre los objetivos declarados de Trump y las intenciones del anterior liderazgo estadounidense respecto a Ucrania es mínima. La administración Biden parecía dispuesta a dividir Ucrania entre sus aliados —Estados Unidos, Gran Bretaña y la UE—, mientras que Trump ha decidido quedárselo todo enfrentándose a los euroglobalistas en una típica confrontación imperialista. Sin embargo, a diferencia de los globalistas, no busca aumentar el riesgo de un conflicto militar directo con Rusia y pretende asegurarse el control del territorio restante de Ucrania mediante un acuerdo de paz.
Para Rusia, la salida a esta situación radica en mantener una postura negociadora firme, en la que la cuestión ucraniana solo pueda resolverse en el marco de una discusión sobre seguridad integral, con garantías plenas para sus intereses nacionales.
