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El Pentágono crea un microchip implantable para detectar el COVID y ‘acabar con las pandemias para siempre’

En apariencia, esta tecnología luce como una herramienta de diagnóstico bastante asombrosa. Sin embargo, al ver quiénes están detrás de ella, así como la forma en que se ha gestionado la crisis sanitaria, la campaña de vacunación experimental y el desarrollo de los pasaportes de vacunación, a nadie le debería quedar la menor duda de que lo que menos preocupa al gobierno y a sus manejadores supranacionales es la salud de la gente. Más bien parecen estar desesperados por implementar una nueva forma de control poblacional a como dé lugar.

 

Por Matt Agorist

Tras un año completo de ver a la burocracia exagerar la distopía tecnocrática del COVID-19, el medio 60 Minutos ya promociona los microchips implantables como la “luz para controlar el motor” del COVID-19.

En 2004, la FDA aprobó la implantación de microchips RFID en seres humanos y, aunque su uso no está muy extendido, se ha hablado de su utilización en soldados y los “teóricos de la conspiración” llevan una década advirtiendo sobre ellos. Es más, en 2017 una empresa de Wisconsin empezó a obligar a sus empleados a ponerse el chip para poder acceder a los ordenadores de la empresa y cumplir con las actividades diarias.

El programa actual está siendo financiado por la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzada de Defensa (DARPA), la rama de “investigación” del Pentágono que —según se descubrió en 2017— estaba gastando millones en “tecnología de extinción genética” que puede ser utilizada para eliminar especies enteras.

El coronel retirado del ejército, Dr. Matt Hepburn, médico especialista en enfermedades infecciosas, dijo el domingo a 60 Minutos que el microchip actúa como una luz para “checar el motor” de las personas.

“Es un sensor”, dijo Hepburn. “Esa pequeña cosa verde que hay ahí, la pones debajo de la piel y lo que te dice es que hay reacciones químicas en marcha dentro del cuerpo y esa señal significa que vas a tener síntomas mañana”.

Según el informe, el microchip, incrustado en un gel similar a un tejido, está diseñado para analizar continuamente la sangre del receptor del chip para detectar la presencia del virus. Una vez detectado el COVID-19, el chip avisa al paciente para que realice un análisis de sangre rápido, que puede autoadministrarse, para confirmar el resultado positivo.

“Desafiamos a la comunidad investigadora a que proponga soluciones que pueden parecer de ciencia ficción”, dijo Hepburn, cuya función en DARPA, añadió, es “eliminar las pandemias”.

Sin ninguna prueba conceptual, el coronel retirado dijo al presentador que este microchip puede “parar la infección en seco”. Sin embargo, como demostraron las pruebas masivas, que produjeron innumerables falsos positivos y negativos, el simple hecho de saber que se tiene el COVID-19 o no, no es suficiente para detener la propagación.

No obstante, los principales medios de comunicación están promocionando este nuevo microchip implantable como un medio para “acabar con las pandemias para siempre”. Tengan la seguridad de que si este o cualquier otro medio de comunicación alternativo publicara un titular similar, seríamos censurados y llevados al olvido por los “fact checkers”.

La producción de este microchip fue vaticinada por Raúl Diego, del medio MintPress News el año pasado. El medio advirtió que hay un negocio millonarios entre empresas y gobiernos en el mercado de los diagnósticos POC (point-of-care), que asciende a unos 18.800 millones de dólares en todo el mundo, según las últimas tendencias del mercado.

Como señala Raúl Diego:

“El principal motor de estas previsiones tan optimistas es el aumento de la demanda de tecnología sanitaria provocado por la crisis pandémica, que está llenando los bolsillos de las grandes farmacéuticas y las grandes tecnológicas, ayudadas por los diversos tentáculos del Departamento de Defensa en el sector privado, como DARPA o In-Q-Tel, donde los dólares federales se canalizan hacia la empresa privada a través de inversiones directas, compra de acciones y subvenciones, lo que representa uno de los ejemplos más claros de cómo funciona el complejo industrial militar.

La ‘detección’ de COVID-19 se encuentra entre los segmentos más concurridos del mercado de diagnósticos POC y los recientes avances en las ciencias de la vida han hecho posibles nuevas tecnologías, como las vacunas y pruebas basadas en ARNm. El gobierno de los Estados Unidos, a través del Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS), ha estado íntimamente involucrado en ayudar a estas tecnologías a lo largo, y en el caso de ARNm, específicamente, ha hecho inversiones considerables en su desarrollo que se remontan a noviembre de 2019 en el caso de una empresa que desarrolla una herramienta de diagnóstico de COVID-19 basada en ARNm.”

 

Nueva tecnología financiada por DARPA promete diagnosticar el COVID-19 a través de un biochip implantable

 

Fuentes:

Matt Agorist, The Free Thought Project: Conspiracy Theory Comes True as Pentagon Creates Implantable Microchip to Detect COVID.

Bill Whitaker, 60 Minutes: Military programs aiming to end pandemics forever.

Raúl Diego, MintPress News: Nueva Tecnología Financiada Por DARPA Promete Diagnosticar El COVID-19 A Través De Un Biochip Implantable.

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