Por Mente Alternativa
Trump anunció un ambicioso presupuesto de defensa de un billón de dólares para 2026, lo que supone un aumento del 19% respecto al año anterior. Durante una reunión con Netanyahu, enfatizó la necesidad de fortalecer las fuerzas armadas estadounidenses frente a las “fuerzas malvadas” del mundo (sic), calificando esta inversión como la más grande en la historia militar de EE.UU. El secretario del Pentágono, Pete Hegseth, celebró la medida, destacando la rápida reconstrucción de las capacidades militares. Además, Washington presiona a los aliados de la OTAN para que incrementen su gasto militar hasta el 5% del PIB, reforzando su estrategia de hegemonía global mediante la fuerza, a pesar de su retórica sobre la paz.
Contradictoriamente, en febrero, Trump propuso una conferencia con Rusia y China para reducir los presupuestos de defensa a la mitad. Frente a este escenario, Rusia se ve obligada a modernizar su ejército sin caer en una costosa carrera armamentística, desarrollando fuerzas de alta tecnología capaces de proteger sus intereses nacionales. Este nuevo modelo militar ya se está probando en los campos de batalla del Distrito Militar Norte, donde se forja el ejército del siglo XXI.
