Redes Sociales

Hola, ¿qué deseas buscar?

Contenidos

El nivel de caos que induce Donald Trump

Los “errores” económicos de Trump y su estrategia de caos controlado, como parte del desmantelamiento del orden unipolar, han superado incluso las previsiones más escépticas de quienes siempre hemos cuestionado sus supuestas “buenas intenciones”. Históricamente, el caos ha sido una herramienta clave para los intereses de una parte significativa del culmen ocultista de Occidente, capaz de configurar y desmantelar modelos de gobernanza a su antojo. Desde cualquier ángulo, el culmen está profundamente comprometido con el contexto estratégico a largo plazo que consiste en el sabotaje de la integración euroasiática.

Por José Luis Preciado

En un artículo reciente, el analista Thierry Meyssan (1) advierte que la acumulación de acontecimientos críticos en torno a Estados Unidos, Ucrania y la Unión Europea se vuelve cada vez más difícil de interpretar debido al secretismo de las potencias implicadas, una posible referencia velada al núcleo ocultista occidental responsable tanto del orden unipolar como del nuevo modelo en gestación. Meyssan plantea la hipótesis de que las reuniones diplomáticas de alto nivel podrían estar ocultando una grave crisis económica en Occidente—lo que en Mente Alternativa denominamos la bancarrota del sistema financiero especulativo transatlántico—. Para enfrentarla, Washington estaría recurriendo a tácticas de intimidación para obligar a sus aliados a asumir el peso de la colosal deuda pública estadounidense, que ya asciende a 34 000 millardos de dólares (1 millardo = 1 000 millones).

Meyssan cita al analista Jim Bianco, quien en una entrevista reciente con Bloomberg dijo que:

“la administración Trump sigue actualmente un plan que denomina ‘El Acuerdo Mar-a-Lago’. La administración Trump espera reestructurar radicalmente la carga de la deuda estadounidense reorganizando el comercio mundial a través de los derechos de aduana o aranceles, devaluando el dólar y, a fin de cuentas, reduciendo el costo de su deuda. El objetivo de todo eso sería poner la industria estadounidense en igualdad de condiciones con las de sus competidores en todo el mundo.”

Según Meyssan, Trump habría impuesto el acuerdo a los ministros de Finanzas del G7 y los jefes de los bancos centrales, con quienes se reunió en su residencia de Mar-a-Lago el 21 y el 22 de enero pasados.

“La idea central sería que el Tesoro estadounidense emita obligaciones del Estado federal que no acumulen intereses (los llamados ‘cupones cero’), obligaciones que sólo podrían cambiarse por dinero al contado al cabo de 100 años. Washington debería obligar sus aliados a convertir sus préstamos –o sea, la deuda estadounidense– en ‘cupones cero’.”

Meyssan hipotetiza que esto explicaría la lógica detrás de la guerra de aranceles y sugiere que Trump estaría intentando aplicar un control de daños ante el posible colapso económico del “imperio estadounidense” que sus predecesores gestionaron.

En su análisis, Meyssan compara la demolición controlada del imperio anglo-estadounidense por parte de Trump con el desmantelamiento del bloque de la URSS en 1989,

“cuando el ruso Mijaíl Gorbachov, primer secretario del Partido Comunista de la Unión Soviética, decide reducir los gastos del Estado, corta brusca e implacablemente la ayuda a los aliados de la URSS y, de hecho, los deja libres. Al mismo tiempo, la población de Alemania oriental (la RDA) derriba el muro de Berlín, mientras que los polacos llevan miembros del sindicato Solidaridad al senado y a la cámara baja de su país. Esos cambios marcan el fin del imperialismo del ucraniano Leonid Brejnev, quien desde 1968 había impuesto a todos los aliados de la URSS la obligación de adoptar, defender y preservar el modelo económico de Moscú.

Lo que estamos viendo hoy podría ser un proceso similar. Frente a un nuevo globalismo basado en macroregiones, Donald Trump, presidente de Estados Unidos, está disolviendo el ‘imperio estadounidense’, tal como intentó hacerlo en 2017, y abandonará a sus aliados… salvo a Israel.”

Es importante recordar que, cuando se desmanteló la URSS, Rusia atravesó una década de recesión y graves crisis internas. Y esa es precisamente la cuestión: Trump no solo está aterrorizando a sus aliados, sino también a los propios estadounidenses.

En un artículo reciente, el economista Pavel Spydell (2) hace referencia al intento reciente de Trump de influir de manera desastrosa en el mercado a través de la especulación, específicamente con el lanzamiento de una criptomoneda el 18 de enero, lo que, de repetirse, podría costarle la presidencia.

La estafa de criptomonedas TRUMP pasará a la historia como el fraude más grande y rápido del mercado digital

Asimismo, se esperaba que Trump impulsara desregulaciones y recortes de impuestos, pero estos han sido reemplazados por medidas erráticas, como la intervención de Elon Musk en la estructura gubernamental. Esto, junto con la imposición de aranceles récord en 80-90 años, ha desencadenado una crisis de confianza y convertido su prometida “revolución del sentido común” en un problema para él mismo.

Los medios ahora lo atacan ferozmente, responsabilizándolo de desestabilizar la economía con políticas caóticas. La narrativa de una economía fuerte ha colapsado, generando pánico entre los inversionistas y los amantes de las criptomonedas. Y las cifras reflejan la crisis: la volatilidad ha alcanzado su punto más alto desde septiembre, el mercado cayó un 3,57% en un día, y desde los máximos de febrero, ha perdido un 9,5%, con caídas del Nasdaq (-13,4%) y las grandes tecnológicas (-14,6%). La dura realidad de 2025 ha llegado, y con ella, la incertidumbre económica.

En otros artículos (3, 4, 5, 6), he abordado las semejanzas entre la gestión del DOGE estadounidense, a cargo del tecnócrata Elon Musk, y el papel de los dogos en la Venecia medieval, en la gestión de imperios regionales delegados no convencionales basados en la innovación tecnológica.

“Este paralelismo remite a cómo Venecia consolidó su poder económico y tecnológico mientras evitaba la carga política directa de los territorios conquistados… El ejemplo de Enrico Dandolo en el siglo XIII ilustra esta capacidad… tras la Cuarta Cruzada, Venecia aseguró el monopolio comercial del Imperio Latino sin asumir responsabilidades imperiales directas.

El historiador Immanuel Wallerstein demostró cómo en la transición del orden vertical feudal hacia el horizontal protocapitalista, con el surgimiento de la economía-mundo que sirvió de cuna al capitalismo, Venecia y Genova renunciaron a su ambición imperial clásica para enfocarse en controlar las rutas comerciales marítimas delegando a imperios convencionales como el español la gestión imperial…
Este modelo geopolítico encuentra eco en las estrategias actuales de las élites occidentales, que buscan consolidar “imperios regionales” sólidos, influyentes y con potencial de expansión bajo la apariencia de sistemas políticos y tecnológicos avanzados.

El Tecnato de América, impulsado por el abuelo de Elon Musk, buscó reemplazar el capitalismo con una estructura dirigida por una élite de especialistas, quienes tomarían decisiones fundamentadas en principios derivados de su expertise, algo así como las atribuciones que el Consejo veneciano se reservaba para elegir al dogo. De cualquier forma, está claro que ambos modelos desestiman el concepto de democracia tal y como la conocemos.

En cuanto a la multidimensionalidad que permite adoptar modelos antagónicos para sintetizarlos estratégicamente, es clave en las figuras de Trump y Musk. Trump combina un discurso industrialista proteccionista con elementos aislados del ultraglobalismo. Musk, por su parte, actúa como transhumanista y defensor del ultraglobalismo, mientras adopta retóricas antiglobalistas cuando conviene. Este fenómeno, descrito por historiadores como Michael Hoffman y Andrei Fursov, se asemeja a la capacidad histórica de movimientos y sistemas ideológicos para reinventarse según las circunstancias, alternando entre tesis, antítesis y síntesis.”

Eso es precisamente lo que está haciendo la segunda administración de Trump al “abandonar” a sus aliados europeos. En la reconfiguración multipolar del poder mundial, el culmen ocultista de Occidente delega la gestión de ciertas macrozonas a otras potencias. De manera similar a como los dogos venecianos delegaron la gestión militar y administrativa de la economía-mundo a imperios convencionales como el español, mientras que las extracciones acababan, de todos modos, en las arcas de la banca usurera genovesa y veneciana, hoy enquistada en la City de Londres y Wall Street.

¿Quiénes son realmente los amos del juego en la vieja globalización unipolar y la nueva globalización dividida en macrozonas?

Hay muchos ejemplos para ejemplificar la repetición de este patrón veneciano, pero por motivos de espacio aquí mencionaré solamente tres.

El primer ejemplo indica cómo, mientras Trump impulsa la recuperación política del Canal de Panamá, BlackRock consolida su dominio sobre puertos estratégicos en Panamá y otras regiones al adquirirlos de un conglomerado con sede en Hong Kong, reforzando así la influencia estadounidense en las rutas comerciales globales. Trump, por razones obvias, no mencionó que BlackRock es quien realmente toma el control del Canal, ya que esa tremenda contradicción pone en evidencia a qué intereses sirve. Como expliqué en mi último artículo, BlackRock es un fondo buitre depredador que, junto con State Street y Vanguard, tres de los cuatro gigantes de Wall Street que son propiedad en régimen circular de las familias más ricas del mundo, algunas de las cuales son de la realeza (old money) y han sido muy acaudaladas y han dirigido el poder en la sombra desde mucho tiempo antes de la Revolución Industrial, en la Venecia “medieval” que paradójicamente fue la cuna del protoglobalismo. Con o sin el peón Donald Trump, esta red está acaparando el control de vastos sectores a nivel mundial así como una red de puertos estratégicos para contrarrestar la Iniciativa de la Franja y la Ruta china. En el sector de las criptodivisas, BlackRock se ha convertido en el mayor tenedor de Bitcoin, mientras se debate la posibilidad de sustituir la soberanía del crédito nacional por el control de los grandes carteles corporativos y mientras Trump impulsa la iniciativa de ‘respaldar’ al dólar con criptomonedas, es decir dinero que no está respaldado por un denominador de economía física.

La repetición del patrón veneciano, también puede observarse con el cierre de USAID. A petición del culmen ocultista occidental, la Administración Trump adopta una narrativa “proteccionista” para reconfigurar un imperio decadente cada vez más expuesto, y económicamente inviable. En este marco, la Unión Europea, también controlada por el culmen occidental, ya ha tomado el relevo para la gestión de las operaciones de cambio de régimen en países objetivo.

En un articulo reciente, Elena Panina (7) destacó el caso de Moldavia, al que la UE acaba de asignar 1.900 millones de euros en “ayudas” para un “plan de crecimiento” (sic).

La razón de tanto interés de la Unión Europea en Moldavia es comprensible, escribe Panina:

“el avance de las Fuerzas Armadas rusas hacia Occidente. En su contrajuego, los centros globalistas están dispuestos a llegar a extremos extraordinarios. En primer lugar, se trata de los procesos de incorporación de la antigua República Socialista Soviética de Moldavia a la zona de influencia occidental, que se desarrollan en dos direcciones paralelas: su entrada en la Unión Europea y su posible unificación con Rumania, miembro de la UE y de la OTAN. La ciudadanía rumana de Sandu también juega un papel clave en este escenario.”

En un artículo reciente publicado por el Club Valdai, el profesor Alireza Noori llega a la conclusión de que a pesar de su deseo de finalizar la guerra en Ucrania, Trump carece del poder para modificar el contexto estratégico que originó el conflicto, ya que el “Estado profundo” estadounidense sigue comprometido con la confrontación con Moscú.

Históricamente, dice, las relaciones entre Rusia e Irán han estado influenciadas por los lazos de Moscú con Washington. Cuando las relaciones ruso-estadounidenses han sido cercanas, Moscú ha reducido su cooperación con Teherán. En contraste, las tensiones con Occidente han fortalecido los vínculos entre Moscú y Teherán, como sucedió tras el inicio de la guerra en Ucrania. Aunque ambas naciones han buscado minimizar la influencia de EE.UU. mediante acuerdos estratégicos, el “factor estadounidense” sigue pesando en su relación bilateral.

Bajo esta lógica, si Trump logra una distensión con Rusia, existe la posibilidad de que utilice a Irán como “moneda de cambio” en una negociación con el Kremlin, especialmente si tomamos en cuenta que israelís es el único aliado que ni Trump ni sus “enemigos internos” están dispuestos a sacrificar.

Sin embargo, la viabilidad de un gran acuerdo definitivo entre Trump y Putin es dudosa debido a las complejidades geopolíticas y la oposición interna en EE.UU. Tácticamente, Trump podría detener la guerra en Ucrania ejerciendo presión unilateral sobre Zelensky, retirando el apoyo militar y financiero estadounidense y centrándose en una negociación directa con Moscú, sin involucrar a Europa ni a Kiev.

No obstante, a nivel estratégico, es improbable que Trump logre una restauración completa de las relaciones con Rusia. La guerra en Ucrania no es solo un conflicto regional, sino una parte clave de la política de contención de Washington contra Moscú. La inversión masiva de EE.UU. en apoyo a Ucrania y la movilización de una coalición internacional reflejan su interés en debilitar a Rusia a largo plazo.

Por último, el odio que los anglo-venecianos han sentido históricamente hacia Rusia —considerada el “corazón de la Tierra” (Heartland), un territorio que envidian pues es crucial para consolidar el control mundial— también explica algunas acciones de Trump durante su primera administración. Quien revise la historia, ya sea a corto, mediano o largo plazo, no puede ignorar información como la publicada hoy por Fox News. Como recuerda el exoficial de inteligencia Austin Gullet, la política exterior de Trump fue firmemente antirrusa durante su primer mandato, Trump impulsó el aumento del gasto militar en la OTAN, proporcionó ayuda letal a Ucrania con misiles Javelin, ordenó la mayor expulsión de diplomáticos rusos en la historia de EE.UU. y sancionó el gasoducto Nord Stream 2. Gullet sostiene que estas acciones desmienten cualquier acusación de simpatía hacia Rusia y demuestran la intención de Trump de mantener la hegemonía estadounidense, incluso a costa de los intereses rusos. Aunque algunos ven estos argumentos como una defensa de Trump frente a la campaña mediática en su contra, los hechos presentados son innegables.

Desde la óptica metapolítica, el culmen que controla al “pacificador” Trump pone en práctica su Plan B, mientras desmantela el aparato ultraglobalista —que ya no es viable— para sustituirlo por un modelo más compatible con el globalismo basado en macroregiones. De cualquier forma, esto no quiere decir que el culmen occidental haya dejado de aspirar a controlar y/o influir en tantas macrozonas como le sea posible. Y habrá caos mientras así sea.

¿Quiénes son realmente los amos del juego en la vieja globalización unipolar y la nueva globalización dividida en macrozonas?

 

Notas a pie de página

1. Thierry Meyssan, en Red Voltaire: ¿Está Donald Trump haciendo control de daños ante el posible derrumbe del “imperio estadounidense”? 11 de marzo de 2025.

2. Pavel Spydell: Regreso a la realidad a través del dolor total. 10 de marzo de 2025.

3. José Luis Preciado, en Mente Alternativa: Elon Musk quiere jugar al ‘dogo veneciano’ en una posible administración Trump. 22 de agosto de 2024.

4. Op.Cit.: Tecnato de Norteamérica: ¿Trump quiere hacer realidad la dictadura tecnocrática que soñó el abuelo de Elon Musk? 14 de enero de 2025.

5. Op.Cit.: Stargate: Con una práctica gestión de las paradojas, Trump ha decidido sustituir la democracia por la tecnología. 23 de enero de 2025.

6. Op.Cit.: El DOGE: Un imperio que se afila en lugar de desmantelarse. 13 de febrero de 2025.

7. Elena Panina: La UE ha tomado el relevo de EE.UU. en la tarea de atraer a Moldavia hacia Occidente.

8. Alireza Noori, en Club Valdai: The Scenario of Change in Russia-US Relations Under Trump; Consequences for Moscow-Tehran Relations. 11 de marzo de 2025.

9. Austin Gullet, en Fox News: 4 signs that show Trump’s foreign policy remains staunchly anti-Russian. 11 de marzo de 2025.

Ciencia y Tecnología

La iniciativa DOGE, impulsada por el dogo Elon Musk, ha sido ampliamente celebrada por los ahorros que ha generado. Sin embargo, un análisis detallado...

Contenidos

Elena Panina examina el "plan de paz" de Trump para una tregua parcial en Ucrania, el cual, con algunas modificaciones, sigue esencialmente la "fórmula...

Contenidos

En medio del debate sobre los corridos tumbados y la narcocultura, Claudia Sheinbaum busca "cambiar la narrativa de la música mexicana" para erradicar la...

Contenidos

En su reciente visita a los Estados Unidos, el fabiano y primer ministro británico, Sir Keir Starmer, entregó personalmente a Donald Trump una carta...

Archivos

Publicidad siguenos en telegram