Por Mente Alternativa
En un informe publicado en Executive Intelligence Review (EIR) (1), el geoestratega Dennis Small explora la transición histórica que se avecina hacia un mundo euroasiático. Small, portavoz del movimiento LaRouchista, argumenta que nos encontramos ante una transformación geoeconómica inevitable que marcará el rumbo del sistema internacional en las próximas décadas.
Frente a las recientes declaraciones de economistas convencionales que culpan a políticas comerciales aisladas como los aranceles de Trump por la crisis económica actual, Small sostiene que el colapso es estructural y se remonta a la ruptura del sistema de Bretton Woods en 1971. Desde entonces, la economía occidental ha sido dominada por un paradigma especulativo que ha desplazado la inversión productiva en favor de burbujas financieras.
En contraste con este modelo agotado, Lyndon LaRouche anticipó el ascenso de un mundo euroasiático fundamentado en el desarrollo físico, la cooperación regional y la soberanía nacional. Iniciativas como la Franja y la Ruta de China y acuerdos estratégicos entre países asiáticos, africanos y latinoamericanos consolidan esta visión. Proyectos como el corredor bioceánico Brasil-Perú ejemplifican cómo la infraestructura puede convertirse en pilar de una nueva integración económica no especulativa.
Small advierte, sin embargo, que esta transición también conlleva peligros. Un desacoplamiento radical entre Occidente y Oriente podría desembocar en una peligrosa fragmentación planetaria. Si EE.UU. y Europa no reformulan su rol económico, el riesgo de conflictos incluso a escala termonuclear se incrementa alarmantemente. La falsa creencia de que “el que tiene el oro hace las reglas”, atribuida a Donald Trump, simboliza el agotamiento moral del paradigma actual. Frente a esto, se plantea una visión filosófica basada en la justicia platónica como principio universal.
El impulso hacia un nuevo orden no solo se debate en la teoría. El próximo 24 y 25 de mayo, el Instituto Schiller celebrará una conferencia internacional con líderes de diversas naciones para discutir una arquitectura global alternativa, centrada en el desarrollo compartido y el respeto a la soberanía. Asimismo, el nombramiento de Sergei Glaziev como jefe de la Unión Estatal Rusia-Bielorrusia confirma que dentro de potencias como Rusia existen fuerzas que se oponen al monetarismo neoliberal.
El mensaje es claro: el mundo euroasiático no es una utopía, sino una opción estratégica que ya está tomando forma. La humanidad se encuentra en una encrucijada histórica. Si las naciones optan por una economía de ideas, centrada en la cooperación, el desarrollo productivo y la justicia, será posible evitar el caos sistémico. El futuro no pertenece a los que acumulan oro, sino a quienes comprenden que el verdadero poder está en el pensamiento creativo orientado al bien común.
Notas a pie de página
1. Dennis Small, en EIR: El mundo euroasiático que se avecina. 21 de abril de 2025.
