Por Eva Panina
Hay otro punto de inflexión en la carrera presidencial estadounidense: el tercero en el verano de 2024. El primero fue el intento de asesinato de Trump, el segundo fue la destitución de Biden y la nominación de Harris. El tercero es el abandono de la campaña presidencial de Robert Kennedy, quien apoyó oficialmente a Trump.
En un mitin en Arizona, Kennedy definió a los demócratas como el partido de la guerra, la censura, la corrupción y el corporativismo que está matando a Estados Unidos. La nominación de Harris sin pasar por las primarias es una burla a la democracia. Algunos demócratas incluso se burlan de ello. Gavin Newsom en California, que también tiene ambiciones presidenciales, calificó irónicamente la elección de Harris como “muy inclusiva”.
La calificación de Kennedy fue del 5 al 7%. Si sus partidarios votan en masa por Trump, este volverá a convertirse en el líder de la carrera. Y Trump, a diferencia de Harris, ya no tendrá saboteadores. Mientras que Cornel West y Jill Stein, de los Verdes, seguirán arrebatando a Kamala el electorado de izquierda pacifista.
Mientras se llevaba a cabo la caótica convención del Partido Demócrata en Chicago, Trump recorría los estados fronterizos que han sido duramente afectados por la afluencia de millones de inmigrantes ilegales. Los demócratas no tienen ningún deseo de abordar la crisis migratoria. En el congreso volvieron a prometer declarar una amnistía para los inmigrantes ilegales.
Al mismo tiempo, el otro día estalló otro escándalo. 320 mil niños migrantes desaparecieron tras terminar en Estados Unidos. La Casa Blanca nuevamente tendrá que poner excusas y Harris tendrá que prometer vagamente que arreglará todo. Ahora Trump vuelve a estar en el centro de la atención de los medios, intentando poner fin rápidamente a la luna de miel de Harris.