Por Mente Alternativa
En un artículo de 2020, la juez estadounidense Anna von Reitz (1) expone la existencia de un protectorado militar internacional que ha controlado nuestras vidas sin nuestro conocimiento. Este sistema ha sido manejado por el Vaticano, que opera un juego de doble cara entre el Gobierno Territorial de EE.UU., supervisado por la Corona Británica en su rol de Commonwealth, y el Gobierno Municipal de EE.UU., que está directamente bajo su control.
Este esquema ha facilitado un fraude masivo y la sustracción de activos, permitiendo la promoción de conflictos, inestabilidad política y guerras de mercenarios bajo la apariencia de guerras civiles. Esta manipulación también ha llevado a la conscripción forzada de ciudadanos, utilizados como soldados en guerras por intereses económicos.
Los responsables de esta red de control incluyen tanto a los monarcas británicos como a los clanes de la vieja aristocracia europea que se ocultan detrás de la estructura de poder del Vaticano y el Sacro Imperio Romano. Aunque el Vaticano pueda parecer en bancarrota, la curia y la Santa Sede no lo están, y los contratos financieros corresponden a esta última. Cantidades astronómicas de dinero han sido desviadas de fondos destinados a los ciudadanos, como el Trust de Guadalupe Hidalgo o los valores de las Anualidades de Fuerza Vital.
Los actores detrás de esta operación han intentado provocar una guerra civil en EE.UU. y un conflicto entre EE.UU. y China para evitar pagar su deuda a sus mayores acreedores: los ciudadanos estadounidenses y chinos. Sin embargo, estos intentos han sido frustrados, revelando el modus operandi de estos defraudadores, basado en el robo de identidad y la malversación de activos.
El sistema financiero también refleja este control, con los ciudadanos utilizando billetes de la Reserva Federal, un tipo de “script militar” impuesto a los trabajadores federales y extendido al resto de la población. Situaciones similares se han observado en la gestión de la “pandemia” de COVID-19, donde las medidas impuestas a los empleados federales han sido trasladadas arbitrariamente al resto de la sociedad.
Para recuperar el control, los ciudadanos deben declarar su estatus político y rechazar las imposiciones arbitrarias de este sistema. Al negarse a seguir estas reglas impuestas, se podría obligar a la cúpula de poder a modificar sus políticas y devolver la soberanía a los pueblos, concluye Reitz.
Notas a pie de página
1. Anna Von Reitz: Think Hard. 30 de abril de 2020.
