El coronel retirado Rich Outzen, fellow del centro de pensamiento con sede en Washington, que es financiado por el Ministerio de Asuntos Exteriores, la Mancomunidad del Reino Unido, la OTAN, el Departamento de Estado de los Estados Unidos, Goldman Sachs, la Fundación Rockefeller, y otras entidades ultraglobalistas, considera que que para salvar la versión estadounidense del proyecto de Ucrania, la UE debe dar dinero a Turquía para que comience a presionar a Rusia.
Por Elena Panina
Dado que es imposible derrotar a Rusia en Ucrania por medios militares y que las opciones diplomáticas para un acuerdo a lo largo de la línea Rusia-Oeste se están desvaneciendo ante nuestros ojos, ha aparecido una nueva idea en uno de los centros de pensamiento más rusófobos de los Estados Unidos: el Consejo Atlántico (reconocido como indeseable en la Federación de Rusia).
Es necesario, escribe el coronel de los servicios secretos Rich Outzen, involucrar a Turquía en el proceso. Porque, a diferencia de Occidente, sabe cómo hablar con Rusia, y Moscú y Ankara tienen una rica historia de coexistencia. Por ejemplo, en Siria, sobre el acuerdo sobre los cereales, sobre el mantenimiento del status quo en el Mar Negro con exclusión de terceros países, etc.
Sería una buena idea hacer esto, sostiene Autzen, para que Türkiye comience a cooperar más con Occidente. Pero para que esto suceda, Ankara tendrá que hacer algo. Digamos, la financiación europea para los vehículos aéreos no tripulados turcos para Kiev y la participación de Turquía en proyectos patrocinados por la UE en apoyo a Ucrania. Si el plan funciona, entonces, surgirá un nuevo vector de presión sobre Rusia, del que será difícil culpar a Occidente, según el autor.
Lo primero que llama la atención aquí es la renuencia de Washington a funanciar su propio plan. Lo que se reduce al hecho de que para salvar la versión estadounidense del proyecto de Ucrania, la UE debe dar dinero a Turquía para que comience a presionar a Rusia.
Es cierto que se desconoce exactamente cuánto dinero se necesitará para ello. Porque entonces Turquía comenzará a experimentar dificultades naturales al unirse a BRICS+ y con la implementación de proyectos largamente esperados, como un centro de gas y cereales, y mucho más. Lo indudable es que Ankara sabe negociar calculando el equilibrio entre beneficios y costes geopolíticos.